31/12/07

El post de Diciembre.

Y en el año que viene, a ver si en vez de un millón, pueden ser dos.

Hola a todas:

Bueno, de entrada, perdón por el parón pre-navideño. No ha habido ningún acontecimiento especial que justifique este lapsus de varias semanas sin alumbrar nada. Simplemente que no tenía nada que decir, o que mi vida se ha vuelto algo mas interesante (intensa, más bien), o que me daba pereza, o todo. O nada. El caso es que estoy de vuelta. Sobre todo porque me dolía pensar en un (0) detrás de Diciembre.

¿Que hacer hoy, día laborable sólo para los agentes de la zona azul? Pues, sospecho, hacer lo que las televisiones y los reyes magos: repasar el año perdido y ver que se puede hacer para el que viene.

Y a mi sólo me viene a la cabeza una cosa: Once. Once cochinos polvos he echado en el 2007. Once. Unos números terribles, a decir verdad. ¡Qué no sale ni a uno al mes!.

¿Es esto tan extraño?. Bueno, pues si hacemos caso a las estadísticas, es extraordinariamente escaso. Y eso me da rabia. Porque yo, hasta el presente, me las apañaba bastante bien para mantenerme en la media o por encima de ella (sí, es de persona enferma contrastarse con las medias nacionales.... que le voy a hacer).

Por ejemplo, perdí la virginidad a los 19, cuando la media de edad para perder la virginidad en España para varones en aquel año eran, también, 19 años (18,7, creo). Otro buen ejemplo: cuando los informes Durex eran presenciales y no realizados por internet, la media de polvos por español y año andaban en el polvo semanal. Si el español tenía entre 18 y 30, lo lograbamos alguna vez más de 90. En aquella época maravillosa yo marcaba hits de tres cifras. Luego los muestreos electrónicos dejaron mis cifras en valores patéticamente mediocres (¿Pero alguien se puede creer que el número de polvos por español y año aumentase en treinta en un par de años?).

Ahora bien, ¿se ajusta mi mundo a estas medias?. Exploremos.

En teoría algo menos del 10% de la población (mayor de edad) es virgen. ¿Cuantos me vienen a la cabeza?... pues unos cuatro (¿Conozco sólo cuarenta personas?). Otro ejemplo, la población homosexual masculina ronda el 1,2% (un 3% aproximadamente si contamos a quien haya tenido alguna experiencia homosexual). ¿Con cuantos chicos homosexuales me relaciono? Pues con ocho (¿Ahora, de pronto, son ochocientos mis conocidos?). ¿Y chicas homosexuales?... pues una o ninguna (ellas son, dice una encuesta del CIS del 2003, el 0,2%).

Mucho más gracioso es cuando atiendo al número de parejas sexuales en una vida (tocamos a seis en España, aunque los menores de 30 están ya en ocho y pico) o el número de hombres (de mi edad y nivel de estudios) que perdieron la virginidad antes de los 16 (¿¿¿Casi un 20%!!!). Yo solo conozco a dos...

Y, aunque nada encaje demasiado bien con mi realidad, como buen amante de la estadística, me las creo.

¿Y si no miro las estadísticas? ¿Que dice de mis once polvos mi entorno inmediato?. Pues entre los "sin novio/a" y 30 años tenemos o gente con cifras alrededor de la mía (uno o dos al mes) o, que cabrones, una decena de seres excepcionales que salen a dos o tres a la semana (y con tías distintas... pero esto ya es otro asunto). Vamos, que la media del soltero treintañero debe estar, con suerte, en los 30 al año. ¿Y entre los "casados"? Pues uno y pico a la semana (en la media de las encuestas).

¿Qué se colige de todo esto?. Pues que lo normal es "estar casado" a los 30 en este santo país. Creo.

Y también que si Durex quiere saber cómo y cuánto se folla para vender más condones debería volver a las encuestas a pie de urna.

O, en el ámbito de mi vida, que debería escribir más a menudo en este blog.

30/11/07

La boda de mi mejor amiga.

Y si por suerte fue una broma mala, hoy tendría que volver.

Hola a todas:

¿Qué tal se llevan con sus ex-parejas?

Yo, estupendamente (¿no suma esto algún punto en mi búsqueda desconsolada de mujeres?).

Tan estupendamente que puedo afirmar que mi primera ex, mi EX con mayúsculas, la que duele de verdad, es mi mejor amiga (y casi mi mejor amigo; sepan que esta distinción a/o tiene connotaciones, para todos excepto para los políticamente correctísimos, muy diferentes).

Un ejemplo, clarificador de la situación: hasta hace poco quedábamos a desayunar todos los sábados y domingos, los lluviosos y los insomnes también, ella, mi madre y yo (sorprende lo de mi madre, lo se.... pero tanto que mi ex y mi madre quedan solas prescindiendo de mi.... aunque esto es otra historia). Otro ejemplo: cuando ella rompe una relación, le putean las amigas o se le cae una estantería, yo me zampo una horita de llamada de móvil (con esto no quiero decir que no haga yo lo mismo.... bueno, lo mismo mismo no, pero también le cargo a ella parte de mis mierdas diarias, cuando se deja). Otros ejemplos: ella es siempre la primera en felicitarme el cumpleaños; En ella es en quien más dinero me gasto en reyes (exceptuando mi familia, claro, y la "novia" que toque esa temporada).

Una aclaración, por si hay dudas. Hace siete años que rompimos. Siete. Años en que ambos hemos vivido densas vidas, cambios de pareja, de trabajo e incluso de amigos, acercamientos y lejanías, dolores, dolores profundos.... Vamos, que no diría yo que haya residuos o añoranzas de aquella relación, que fue superada y que, por mucho que le guste a mi madre o a mi jefa, no ha de volver (ni falta que nos hace a ninguno).

Total, que somos amigos y sólo amigos: con nadie discuto con la rabia y amargura con la que discuto con ella, que nadie me dice las cosas tan a las claras como ella a mi, que con nadie llora como conmigo... Estos ejemplos por aquello de que los amigos de verdad son los de las duras, no los de las maduras.

Y ahora va lo de "Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va"

-PASO 1: TENGO NOVIO. No "Me estoy follando, te acuerdas, al chaval aquel que te presente el día que viniste a vernos jugar". Sino, más bien, "me presentaron a un chico el otro día más majo... te caería muy bien" seguido de "te acuerdas el chico del otro día, H, pues quede con el ayer". Esto ya sonó grave, porque H ya tenía un nombre. Y, normalmente, no me da nombres porque sabe que a mi no me sirven. Así que, tal como nos temíamos, llegó el "H viene este sábado, así que no voy a poder quedar contigo para desayunar". Para desayunar o para lo que sea. El problema es ese "no" tan cerca de "contigo". No es que me joda compartir su tiempo (ya lo compartía con sus gatas y sus entrenamientos de rugby, sus novios ocasionales y sus pipetas), sino el que sea una persona única, concreta, la que le haga trastocar hábitos centenarios. ¡Con lo de respetar tradiciones que soy yo!

-PASO 2: CONOCIENDO AL NOVIO. Como somos gente civilizada, de los de Perales (¿Y cómo es el?) y no de los de Loquillo (Quiero verla bailar entre los muertos) y, sobre todo, porque nada a nadie debiera hacerles pensar que no debiera conocerle, pues fui e ello.
Me encontré con un tipo de puta madre, la verdad... Con un montón de virtudes que un padre apreciaría en los novios de su hija: cariñoso, tranquilo, aparentemente sensato, aparentemente leal... Vamos, que sólo podía decirle a ella que me parecía un tío cojonudo, una ganga, la elección de su vida. Porque me lo parece. Aunque en realidad estaba deseando preguntarle "No, si tu eres muy majo, pero ¿te importa que la siga monopolizando un par de mañanas o tardes a la semana?". Bueno, seguro que a él no le importaría (porque de verdad es un tío muy majo). Es a ella a la que le tendría que preguntar "No, si vas a estar estupendamente con él y no me extraña que le quieras muchísimo, pero ¿te importaría seguir prestándome la atención que me prestabas hasta ahora aunque cada célula de tu organismo te suplique que te vayas con él?".
Así que conocí al novio y no tuve más remedio que darle mi absoluta aprobación. No sin notar, por cierto, que físicamente H se parece a mi yo del pasado. Esto es, un chico ancho pero no gordo (aquí difieren su presente y el mío), moreno, con barba, con gafas, con mirada soñadora (esto es sólo una licencia poética).... ¿No tiene gracia? (esto es digno psicoanálisis, lo se).

-PASO 3: ESTAMOS PENSANDO (¿Y este plural?) EN IRNOS A VIVIR JUNTOS:
¡¡¿Que necesidad tenía yo de saber esto?!!
Tras un periodo difícilmente estimable para mí, pero innegablemente exiguo (¿cuatro meses?), va y me cuenta que van a convivir. Sí, lo se, las relaciones a los treinta por fuerza tienen que ir más ligeritas (se nos acaba el tiempo, a todos). Yo, la verdad, es que había digerido bastante bien la reducción de horas de visita (de hecho mi factura de móvil lo ha digerido estupendamente). Y, sin embargo, lo de vivir juntos lo llevé un poquitito peor.

¿Será que me jode que jamás diera ese paso conmigo? Será. Aunque lo mitiga el salto generacional que hemos dado, que no es lo mismo irse a vivir juntos con 23 que con 32. ¿Será, entonces, que quizá vaya a verla todavía menos o, lo que es peor, la tenga que ver siempre "emparejada"?. Pues no parece. Porque ambos están de acuerdo en dejarse bastante aire, porque los dos saben que ese "espacio" que se dejan muy pocas parejas es lo que permite a las relaciones respirar, vivir y durar. Vamos, que no creo que la vea menos a ella y que, si no quiero, tenga que verle a él más de una vez cada mes o dos. ¿Pues entonces, por qué es? Pues no lo se, es algo visceral, sin lógica ninguna. Es una añoranza de lo que nunca ocurrió y que esto lo aleja más de ocurrir, la perdida de un futuro que llevaba condenado mil años, el dolor del macho alfa cuando deja de ser alfa... Todo esto y todo lo demás...

En fin, como buen Perales entiendo que es lo justo, lo lógico, lo que le va a hacer feliz, lo que le va a dar lo que ella necesita. Cosas que, además, ni yo puedo ya darle, ni quiero, ni creo que ella las quiera de mi. No hay envidia ni rencor... Sólo nostalgia.


¿No soy adorable, tan desnudo, tan expuesto, tan falto de cariño....?.

O quizá sólo soy un repugnante vestigio amariconado del macho ibérico, ni conmigo ni sin mí....

Y a mi que cojones me importa.

El caso es que, si ella llega a leer esto en algún momento, no lo quiera el dios de internet, quiero que sepa que estoy muy contento de que haya encontrado su camino. Aunque duela.


¿Nos quedamos con lo de adorable?

28/11/07

Fue en mi cumpleaños.

Piensate bien que vas a hacer, una buena juerga o desaparecer.

Hola a todas:

Ayer comencé mi trigésimosegundo año de vida. Esto es, mi madre me dio a luz hace exactamente 31 años, un día y unas horitas.

¿Qué tal fue mi cumpleaños? Pues, como siempre, un poco gris. Porque noto más a los que no están que a los que están. Es como las Navidades. O cada noche en mi cama.

Primero pesan, los que casi seguro que no volverán, salvo que medie algún acólito de Iker Jimenez. De esos que recuerdas cenando o riendo o soplando las velas contigo. Esto lo considero normal.

Segundo, los que aún te podrías encontrar algún día en el Rastro o en una cola del paro, pero de los que no tienes teléfono ni domicilio conocido. La posibilidad de encontrarlos existe, pero la probabilidad es del estilo de los del TIPO 1. A estos los recuerdas en semejantes circunstancias (soplando y riendo y cenando), pero duelen menos. Porque, normalmente, es gente que apreciaste pero a los que no querías tanto como a los de la primera categoría. Porque si los quisieras muchísimo, no los habría perdido de vista.

Tercer modelo. A estos los echo de menos, pero considero ya que es una patología. Son los amigos a los que quieres mucho y han tenido a bien emigrar, ya sea a un país extranjero o a casa con su mujer. En cualquier caso no están. Claro que te llaman y te cuentan. Pero no vienen antes a cortar queso para la fiesta, ni se quedan a la enésima audición, borrachos de vino, del disco Rojo de Los Secretos, ni te regalan una camiseta de Mazinger Z y un litro de helado. A estos los voy a ver mañana o en seis meses, pero los voy a ver seguro (porque tengo películas suyas, o libros, o su bicicleta o el amor incondicional de su novia). Aún así los echo de menos y sufro muchísimo.

Cuarto modelo. A las ex-novias. Bueno, a las ex-novias recientes. Bueno, a la última. Esto exige comentario. Te llaman (porque todas te llaman). Porque se acuerdan (al contrario que yo) de la fecha. O eso o (al contrario que yo) saben apuntarlo en el móvil. Y todas duelen un poquito, una gotita. Incluso aquellas que nunca llegaron a ser novias, pero que claramente debieron (de hecho estas duelen un poco más). Pero la última no es ya que duela, es que es el signo inequívoco de que el año pasado era claramente distinto a este, marca el paso del tiempo: un año más viejo, un año más solo.

Total, que mi cumpleaños siempre escuece. Lo mitigo con fiestas, muchas, muy repetidas. Quizá es una misma fiesta que cambia de invitados y de día, una celebración alrededor de evitar sentir que el tiempo se nos va. Y que, al irse, se ha llevado a bastante gente pero, sobre todo, a bastantes maneras de vivir con esa gente.

Podría decir que es un defecto adquirido con la edad, pero la verdad es que desde pequeño he tenido esta sensación de "echar de menos". De que cada momento maravilloso con alguien no sólo es que pueda ser el último, sino que seguramente lo va a ser. Suena muy triste, lo se, este baño innecesario de melancolía y amargura, este anticipar la soledad. Pero la verdad es que a mi me parece que me obliga a exprimir hasta la última gota la presencia de los que quiero.

Así que me voy a mi fiesta. Como no, con vino y queso, con Los Secretos. A estar con los que están para no escuchar a los que no. ¿Vienes?

23/11/07

Lo que no sabía mi novia.

Señor, ¡Que bien me lo paso!... yo solito.

Hola a todas:

El otro día, concluyendo una clase práctica a mis alumnos, me volví a tropezar con una de esas profundas fosas del conocimiento que tienen las mujeres sobre los hombres. Son pocas, porque estoy de acuerdo en que nosotros solemos ser bastante sencillos. De hecho lo que les sorprende de lo que voy a comentar es, en cierto sentido, lo realmente simples que podemos ser.

Pongámonos en el contexto. En las prácticas que imparto aplicamos un test para medir el nivel de testosterona en la saliva de los alumnos. Es sabido que el nivel de testosterona está muy relacionado, aunque no esta muy claro como, con el tiempo transcurrido tras la última eyaculación. Es sabido por la comunidad científica y por cualquiera que mira el mundo o los after hours.

En aquel momento, además, lo fue sabido por mis alumnos y alumnas.

El caso es que una chica, sintiéndose la mar de graciosa, le dijo a un chavalito: "eso, mídete la testosterona, que así ven todos que eres un marrano y que seguro que no hace ni dos días que te la has cascado".

Los ellos se quedaron estupefactos, no se si por la falta de sentido del humor o por el desconocimiento completo de lo que quiere decir "ser un marrano". El aludido (Julito, de aquí en adelante) desde luego se sintió incomodo y se sonrojó. Cuando una chica de tu clase, a la que seguro que alguna vez le has dedicado una paja, te llama marrano piensas "¿Cómo lo ha sabido?" y te mueres de vergüenza.

El caso es que la clase siguió. Al acabar vino el comentario, ya en petit comitè, del comentario. Estaban (ellos) preocupados, además, por lo que yo pudiese pensar de sus test de testosterona. Ya les comenté que yo no podía saber si su nivel indicaba que habían eyaculado hace cinco minutos o seis años. Pero, aunque así fuera, no me iban a sorprender. En el último estudio que leí los varones entre 15y 25 años tocan, en promedio, a 1.2 pajas al día. Es decir, doce pajas cada diez días (cada cual que las reparta como guste).

A Julito le debió poseer el espíritu de Jose Luis Moreno con Rockefeller y comenzó su disertación: "No os preocupéis, si él lo sabe. Es tío y todos lo sabemos. Si las que no lo saben son ellas. Un tío, y sobre todo un tío de nuestra edad, se la casca TODOS LOS DIAS".

Las pocas chicas que quedaban en clase se escandalizaron, claro. "Si es que son como monos...." Ellos se iban envalentonando, quizá sintiéndose "normales" por mi estadística o apoyados entre sí, o queriendo liberar un secreto íntimo... no sé. El que sacaba más pecho era Julito, contando interesantes anécdotas que empezaban con "Pues yo en el recreo del instituto me iba con mi colega Rafi al baño y...". Anécdotas coloristas pero totalmente innecesarias. Conclusión: Chicas, no toquéis nunca las paredes de los baños de tíos.

Pero eso no fue todo. Julito estaba desbocado, sacando un segundo e interesante tema aún más escandaloso: "Pues yo le he dedicado pajas a todas y cada una de las chicas de mi instituto". Ellas flipando, porque no es difícil pensar que con las compañeras de la uni el tipo habrá hecho lo mismo (el suicidio de las posibilidades de ligarse a alguna compañera más llamativo que he visto en años). Tampoco es difícil pensar si todos los otros tíos, los más prudentes, no habrán hecho lo mismo. Es más, ¿no hará el profe lo mismo? ¡¡¡¡¡Dios mío, todos estos han pensado en mi desnuda o practicando sexo con ellos mientras se la meneaban!!!!!

Desde luego, entiendo que se sintieran incomodas. Yo también me sentiría raro si descubriese que mucha gente me imagina haciendo una mamada o abierto de piernas.

Julio quería seguir escandalizando a sus compañeras, así que sacó a la palestra el tercer tema estrella (un tema que a mi, hace años, me parecía interesantísimo y paradigma de la incomunicación humana). "Si es que no os enteráis de nada.... pero no sabéis que no tenéis ni un sólo amigo tío, que si os soportan es porque creen que podrán follar con vosotras algún día". En fin, una estrella mediática el joven Julio. Dos Oscars de la academia por lo menos. O un monólogo en el club de la comedia para él. Evidentemente ellas respondieron con la consabida de "Mis amigos no, si a mis amigos les encanta tomar café conmigo y acompañarme a Zara". Evidentemente cualquier cosa que dijéramos los demás varones, incluyendo al profe, estaba de más. El individuo estaba herido de muerte y sumarse al despiece no nos reportaría nada bueno.

Porque por suerte, creo, la conclusión final que sacaron las chicas fue que Julito es un salido.

13/11/07

Límites infranqueables.

Mi puño de tu cara lo sacarán con forceps

Hola a todas:

Que conste que se que este post va a complicarme la tarea para la que este blog fue concebido (junto a cosas como "no me gusta viajar" o "soy un tío más bien gordito"). Aún así me parece un tema interesante sobre el que meditar.

Este fin de semana, en mi despendolada vida, he pasado uno de esos ratos que creía irrecuperables. La trama de interés comienza cuando cerraron el bar de Lavapies donde estábamos unos pocos "haciendo el jipi" (bueno, alguno debía ser jipi de verdad). En ese momento nos fuimos los presentes (dos parejas, una soltera y dos solteros) a un bar de barrio en la periferia norte (que tiene el don de no cerrar cuando los demás, sino dos o tres horas más tarde). La música bien y el público el esperable: una tía por cada diez capullos y de cada diez capullos, nueve que no habían pillado esa noche y andaban desesperados y, además, borrachos como cubas.

Nosotros, que llevábamos una buena recua de chicas (quiero hacer notar que todos ellos, chicos y chicas, no llegan a los 25... cosas de currar en una universidad) empezamos a bailotear, aprovechando que todos nos sabíamos las canciones por haber sido grandes éxitos en veranos de los noventa. En fin, quien dice bailar dice hacer el ridículo.

Por ambas cosas, más por el alto índice de hembras que por la maestría en la danza, llamábamos la atención. En concreto, junto a nosotros, había entre 15 y 20 veintañeros rasos bailando, todos nacidos en casa bien, crecidos en un gimnasio y potenciales estudiantes de económicas. En su desesperación empezaron a ligotear con "nuestras" chicas (ante la, para mí, sorprendente indiferencia de sus novios). A causa del nulo efecto que tuvieron sus aproximaciones ("quizá porque lo sabían, los novios pasan de líos", pensé yo) se enfurruñaron. Y enfurruñados les daban a las chicas empujones muy violentos "haciendo" que bailaban (ahora no había excusa: los novios ahí, como el que espera el autobús). Cuando una de ellas les echo la bronca escondieron las orejas para comenzar a, sorpréndanse, escupirle mientras ella les daba la espalda. Que tensión.

Cuando "el tío mas duro del bar" estaba a punto de emitir un segundo gapo el gordo gafotas del bar le metió una hostia que le tiro al suelo a él y al amigo al que estaba abrazado. Tras patada en la cabeza del amigo (nunca pensé que me atreviese a hacer esto que parece tan "letal"), el susodicho gordo se abalanzó sobre el tío más duro y, mientras le estrangulaba con la izquierda (hasta que claramente se le vio en los ojos la idea de "ahora es cuando me matan"), empleaba la derecha para sacudirse imbéciles/sacudirle a él en la cara.

Gracias a dios a) "nuestras chicas" nos separaron, porque le habría matado por asfixia y necesitaba una excusa buena para soltarle b) eran unos pringaos, porque entre 20 nos hubieran molido a palos.

Los sangre-de-horchata de los novios fliparon, ellas fliparon y los niñatos fliparon. Eso si, los chavales tuvieron el buen criterio (en mi beneficio) de irse del bar (algunos) o pedirnos explicaciones (otros). A éstos, evidentemente, les convencimos de que su amigo era un hijodeputa y de que se lo merecía (gracias a dios había chicas con ellos que enseguida se solidarizaron contra el macho dominante y violento con "nuestras" chicas). En cualquier caso el macho herido exigió a sus amigos que nos esperaran a la salida (ya eran las siete). El pobre tenía la sangre encendida, el orgullo magullado y dolor en la garganta (y, aunque lo ocultase sacando pectorales, miedo en los ojos). Hablamos y aunque el quería vengarse ni sus amigos parecian querer secundarlo ni él encontró excusa para ello mientras hablaba conmigo. Nos fuimos y en paz. Espero que antes de hacer el chulo de patio otra noche que no folle, el chico este se lo piense (yo también tengo que aprender a valorar el número de aliados y adversarios, por cierto).

Una última consideración. M, la chica que fue escupida, por primera vez en mi vida no considero que soy un energúmeno por tal acto, sino que me lo agradeció.

Y yo les juro que la mayor parte tiendo en pensar, a mis treinta añazos, que no hay casi nada que no se pueda arreglar hablando. Pero a veces la sinrazón es tal que pasamos a aplicar el "quien da primero, da dos veces", que decía mi padre.

¿Dónde está el límite infranqueable? ¿Donde debe acabar la tolerancia y empezar las hostias como panes? Y, sobre todo, ¿Consideran que mi acto es razonable y valiente o bien piensan que debería volverme a las cavernas del sur de Madrid de donde nunca debí salir?

8/11/07

El modo correcto.

Sigo pensando que yo, desastre en ligar, destaco en modales

Hola a todas:

Este es el foro adecuado para hacer una pregunta que mil veces he hecho en persona a bastantes tíos pero que pocas veces me he atrevido a preguntarle a una mujer: ¿Cual es el modo correcto de dar el paso definitivo?.

¿A cuento de qué esta duda ahora? Pues, como ando despendolado, saliendo más de lo que mi economía y mis huesos consideran oportuno, me salpican de vez en cuando esas oportunidades en que lo ves clarísisimo. Y entonces, llega el momento de actuar. Obviando lo comentado anteriormente sobre la fugacidad del tiempo, queda una duda que a mí me corroe desde antaño: ¿lo pregunto o le tiro directamente un beso?.

Todos los tíos consultados, TODOS, consideran que lo suyo es la táctica del filete, a bocajarro y sin dar margen a que aparte la boca. Y luego que te quiten lo bailao o que se expliquen. Porque es más ineludible (desde luego), porque una vez que ella se ve en la situación quizá le apetezca algo que no estaba segura de que le apetecía (claro) y porque, en el peor de los casos (con voz femenina en off) "total, ya que estamos, que mismo me da, si llevo sin pillar casi dos días". Todo correcto.

Yo, por el contrario, soy de "preguntar". Preguntar va desde "me gustaría besarte" a "quieres liarte conmigo" o el peliculero "te vienes a mi casa", aunque esta última no conozco a nadie que le haya funcionado (al menos no con una mujer que entendiese el idioma o no tuviese 57 añazos).
Ventajas, dos. Una, que permite el desarrollo de situaciones que en el momento no tienen ni puta gracia, pero con los años te ríes muchísimo (luego, sí me sale, les cuento alguna). Dos, que es un mecanismo que no incluye ninguna clase de coerción o presión indirecta (no hay ningún "ya que hemos llegado a esto y sabiendo que quizá soy en parte responsable de haber puesto cachondo a este tío, quizá debiera dejarme hacer"). ¿Que por qué esto me parece tan importante? Pues, o porque soy gilipollas, o porque la coerción, aunque leve, me resulta (rianse a carcajadas) maleducada.

¿Quieren saber que tal me ha ido preguntando?. Pues, obviando los éxitos, he cosechado cinco sonoros fracasos con tías que, a decir de todo el mundo (incluyendo, en ocasiones, amiguitas suyas), estaban ya en el bote (incluso alguna venía ya envasada de casa). Claro que también contabilicé fracasos las pocas veces que apliqué la acción directa. Fracaso (ya en singular) que un día les explicaré, por ser casi hilarante y también por ser un claro caso de malinterpretación de señales (de ella, eh, que yo usaba un código internacional en el que un masaje en la espalda a una tía sin camiseta quiere decir "hoy mojo seguro").

¿Es lícito poner a una persona, en cierto sentido, "entre la espada y la pared"?. ¿Esta bien aprovecharse de que alguien no sepa decir que no?

Desde luego que es problema suyo si no sabe negarse a algo, ni elegir entre lo que quiere y lo que le viene impuesto. Pero a mí, sin saber lo que piensa la otra parte, me cuesta actuar sabiendo que puedo poner a alguien en "una situación incomoda". Esto, bien lo se, no llega ni a ser una cuestión moral; es un simple cuestión de "educación" (que es cuando uno actúa en contra de su interés no movido por no perjudicar a otro, sino simplemente por ni siquiera incomodarlo).

Visto mi punto de vista, ahora queda la pregunta importante: ¿Que prefieren las mujeres?. Porque eso, con o sin dudas, determina completamente el modo de actuar. Por eso, por favor, explíquenme qué opinan, qué les gusta, qué les conviene.....

Aunque yo seguiré preguntándoles primero, aunque sólo me quede agarrarme a la 1ª razón ("os vais a descojonar, pero no va la tía y me suelta que yo le gusto un poquito pero que está enamorada de MMMMM....."; "es difícil de creer, pero no va la tía y me suelta que debería consultar esto con su psiquiatra, que no sabe si le gusto como hombre o es una amistad mal entendida.....", etc). Y que me quiten a mí lo bailao.

30/10/07

El (último) concierto de Héroes.

La caida pierde altura por momentos

Hola a todas:

¿Alguna estuvo en el último concierto de HdS (no confundir con el champú)?.

Yo sí.

Obviando el caos, obviando que más de la mitad de los asistentes llegaron con el concierto empezado, obviando si se muere o no el guitarrista, obviando si Bunbury lloró de pena o era culpa del humo y obviando si realmente ha sido o no el último, les diré que fue un gran concierto, porque descubrí algo muy importante (aunque ya lo sospechaba): no me gustan Héroes del Silencio.

Y eso pese a saberme cada palabra de sus incomprensibles letras y cada punteo de cada reinterpretación que han hecho de sus exiguos cuarenta temas (tiene cojones que cuatro discos de estudio den para 24 años de largas colas, pasiones irrefrenables y chillidos). Me diran, con razón que si ya sospechaba ésto, ¿por qué fui?. Pues porque a los 15 años sí me gustaban. O, al menos, yo creía que me gustaban. Lo que sí está clarísimo es que a mis amigos les gustaban.

¿Qué puede hacer uno, aunque no le apetezca ni el fin de semana en Valencia, ni el concierto con (¿contra?) 80.000 incondicionales, ni los 44€ de la entrada, cuando tus compañeros de instituto (y amigos) te compran una entrada para reeditar algo que hicisteis en el 93? Pues ir. A fin de cuentas repetir es, un poco, revivir.

Así que carretera y manta, en plena segunda edad: viajecito en coche peaje tras peaje, paellazas, dos noches en Valencia, lesión de espalda tras el concierto... Vamos, lo esperable entre treintañeros bien situados. No parece muy excitante, es cierto. Por eso lo enfoqué como un reencuentro con personas que antaño fueron importantísimos en mi día a día y que ahora han pasado, por meritos propios, a un discreto segundo plano. Y, la verdad, concluí que mis amigos (estos amigos) y yo ya no tenemos absolutamente nada en común: Ni ideas políticas, ni perspectivas de futuro, ni actitud ante la vida, ni gustos en cine o música o arte o mujeres... Nada más que un cariño tan antiguo que casi está rancio y un profundo conocimiento, producto (no deseado) de llevar juntos mas de veinticinco años.

¿Es, entonces, una amistad consuetudinaria?. Pues sí.
¿Es eso malo? ¿Debería prescindir de esta relación?. No lo se, pero a priori diría que sí. ¿Por qué gastar el tiempo que, efectivamente, se va, con gente que ni nos divierte ni nos interesa ni nos aporta nada?.

Y, sin embargo, en este viaje encontré una propiedad emergente de esta amistad y que no aparece en otras más recientes. Supongo que es la misma propiedad adicional que aparece en los matrimonios que cumplen las bodas de oro, entre compañeros de trabajo que llevan juntos cuarenta años y entre hermanos solterones que viven juntos: el profundo conocimiento del otro.
Es un conocimiento que hace innecesario explicar nada, ni lo que quieres, ni lo que te apetece, ni lo que te molesta. Todos nosotros sabíamos todo, no había NINGUNA POSIBILIDAD DE MENTIR (o muy pocas). Es decir, es un estado de sinceridad absoluta y obligada. Yo sabía en todo momento lo que ambos querían, lo que esperaban, su estado de animo, sus motivaciones para decir tal o cual cosa...

La imposibilidad de la mentira, desde luego, ofrece un interesantísimo abanico de divertimentos en una relación (sobre todo cuando hay público), jugando a decir y hacer cosas que todos los participantes saben si son falsas o ciertas. También ofrece un abanico casi infinito de posibilidades de puteo, como bien saben los matrimonios en bodas de oro, los compañeros de curro que se conocen hace cuarenta años y los hermanos que viven juntos. A la vez permite, claro está, infinitas formas de agradar, de ser gentil, de mostrar cariño... pero todos tendemos a centrarnos más en nuestras posibilidades de molestar que en las de agradar (es más divertido).

¿Merece entonces conservar estas relaciones? Yo creo que sí. Aunque sólo sea por lo curiosas, aunque aburridas, que resultan. O porque si intento fraguar lo mismo con una persona que conozca esta tarde (y me temo que esto incluye potenciales novias), seré bastante viejo para cuando pueda volver a jugar a esto de no poder mentir. Como tercera razón está lo agradable que es poder compartir impresiones sobre "la caída" y de como nos va afectando. Y ver la cara y el alma de viejo que se le pone a los que nos están viendo envejecer (y que no nos pueden mentir sobre ello).

Además, siempre cabe la posibilidad de que los Héroes den un concierto en el 2021. Y tendré que ir con alguien.

21/10/07

Bailando salsa.

Con transpiración me regó por aspersión

Hola a todas:

A principio de curso (porque la universidad donde doy clase gasta dinero público en esta clase de cosas) me apunté a clases de baile.

Pensaran que estoy siguiendo los doce pasos del "ligando desesperadamente". Pero la verdad es que no, que yo tenía (y tengo) interés en aprender a bailar. ¿Han ido, últimamente, a algún bar de esos de 100% pop español? De esos en que pasamos de Shakira a Ramoncín sin despeinarnos. Pues yo soy el tipo más bien gordo que se desgañita y salta con (casi) cada una de las canciones. De ahí a creerme que a mí me gusta bailar, sólo un paso. Y de ahí a pensar que para disfrutar bailando necesitaba alguien que encauzase mi energía, dando un orden y un sentido a mi pasión, un segundo paso.

Y alli me planté yo, en las clases de baile.

Primera decepción: bailes marchosos no quería decir que nos fueran a enseñar a hacer de John Travolta en Grease o en Pulp Fiction. No nos iban a explicar como lanzar a una chica por los aires (sin riesgo para sus supervivencia y con cierto criterio estético, se entiende) o a mover las caderas estilo yeyé. Quiere decir que nos iban a enseñar a bailar salsa. No entiendo el por qué del eufemismo, que lo es. Pero el caso es que allí o salsa o nada. Habiendo pagado (poco, pero algo) y sobre todo habiéndome buscado/forzado una pareja de baile (que también había pagado), pues hubo que tragar.

Segunda decepción: los únicos tíos que no estaban allí para ligar éramos el profesor y yo (y lo del profesor no lo tengo tan claro). ¿Por qué desilusión? Porque, una vez más, era yo el raro.

En la línea de otras clases de baile, según reza el mito, había más ellas que ellos (aunque no en una proporción desorbitada). Total, que por la idiosincrasia de la salsa y porque todas pillasen chico alguna vez, baile rotativo. Esto es, cada cinco minutos, cambio de pareja. Para los que querían ligar, cojonudo. Para mi, regular. Porque mi pareja de baile me ofrecía un confianza al tacto que no me ofrece una desconocida (que se le va a hacer, tímido en tocar carnes que es uno).

Total, que mal o bien, se nos fue instruyendo en el paso cubano, el step y el guaguancón. Y una tras otra circulan ante ti chicas, a las que coges de la cintura y del hombro. A las que al mirarla a la cara, un palmo bajo la tuya, les ves las tetas. Y a las que pisas patosamente o quiebras el cubito y el radio a girarlas. Todo correcto.

Más mal que bien, entonces, fui ganando confianza. En mi mismo y en mi capacidad de no ofender por estar, inocentemente (lo juro) palpando de más (desconocidas, sí; de porcelana, no).

Y ahora llega el desenlace, la razón por la que he abandonado una brillante carrera como "el tío que me saco a bailar "agarrao" el otro día en un bar".

Vamos a tumbar. ¿Cómo se hace eso? Seguro que hay muchas y variadas instrucciones pero, básicamente, tras introducir (según progresa la música) tu pierna derecha entre las dos de ella, esperando (o no, según la clase de persona que seas) que ella no sea muy bajita, con tu mano derecha sobre su hombro izquierdo y su teta derecha encima de tu ombligo, le ayudas a caer de espalda, sujetandole la cabeza con la mano izquierda y luego le ayudas a subir. Con firmeza pero sin desmontarla. Y, a ser posible, sin subirtela a la pierna derecha. Y todo esto haciendo que parezca que sigues el ritmillo.

Un intento, y otro y otro más. Y ji ji, y que bien... (igual ellas tampoco estaban allí para aprender a bailar y, entonces, éramos tres los interesados en algo ajeno a nuestras ganas de follar: el que cobraba, la que estaba allí por mí y el gordito saltarín). Y una, y otra. Y al final deja de darme pudor tanto magreo (que sí, que lo se, que soy un "pringao"). Última individua: joven, como casi todas, pelo liso, sonrisa inusualmente simpática. Suena la música. La cojo, la subo, la bajo, la rozo.... repito, meto pierna, la subo, la bajo... se ríe... y el baile dura... y se ríe más... y nos divertimos, subiéndola y bajándola y, para que engañarnos, me excito, me río y disfruto... Y bien. Genial, claro.

¿Les he dicho que nos habíamos saltado el "cómo te llamas"? Pues hubiera tenido su interés.

Yo allí, encantado de mi mismo, encandilado, flirteando... Y para la música, fin de la clase. Sonrisa de bobo. "¿Y como te llamas?", "Elisa", "Yo me llamo...", "Ya lo sé, no te acuerdas de mi.... Me diste prácticas el año pasado".

Vaya, vaya. Allí estaba yo, tonteando con una alumna. Magreando a una alumna. Quizá no le vean sentido, pero en aquel instante me ahogaba la vergüenza, sintiéndome completamente fuera de sitio. Seguí la conversación, claro. Sobre que tal profesor fui (estupendo, como no) y sobre cual iba a ser su proyecto fin de carrera. Adiós, adiós, dos besos, hasta otro día.

Pero no hubrá otro día. Seguiré dando saltos sin sentido en los bares pero, en la medida de lo posible, me mantendré lejos de sentirme atraído por una alumna.
¿Que qué tiene de malo que te "ponga" una alumna"? Pues, la verdad, no tengo ni idea.

Pero, lo que es yo, no pienso volver a clases de baile

La chica de la tele.

No comprendo la velocidad del tiempo

Hola a todas:

La semana pasada fuí a la tele. Ya había ido antes, a "La 5ª marcha" (a ver de cerca a Natalia Estrada y a bailar sin música) y a "Los conciertos de radio tres" (a bailar con música y a ver de cerca la decrepitud de los ochenta en el siglo XXI). Pero esta vez fuí a tener cierto protagonismo, de ese que hay que grabar con el cascado VHS para tener media hora de gloria con la que incordiar a parientes, amigos y potenciales ligues. Era un concurso en el que ejercí de consejero para mi hermana, que no se llevó a su novio porque ya se olian ambos la mala hostia que se le iba a poner a la niña si no ganaba nada. Para mi era más facil, porque no hay divorcio entre hermanos y nuestras peleas no cuentan como violencia de género (creo).

Las tres horas que esperamos allí antes de grabar fuí aleccionado para que interviniese mucho y con jovialidad, así que plagué mis comentarios de (vergonzosos) chistes baratos (que espero que no monten) y de recomendaciones sensatas, que mi hermana no siguió. Aún así, en la última jugada había muchísimo dinero improbable frente a poquísimo probable. Y mi hermana hizo la del castellano viejo ("más vale pájaro en mano que etc"). Fue cosa de un instante, una decisión rápida y cara, y ella optó por lo seguro (lo que, a posteriori, resultó un error). Aparte de sus remordimientos (en forma de bronca en un taxi), yo me gané un par de horas de "ingenio de escalera": cosas que debí decir y que en el momento no se me ocurrieron, me faltó la chispa, la inteligencia, la gracia...

Desde siempre he odiado las decisiones instantaneas: me gustan las elecciones que se pueden guisar lentamente, pensando, masticando bien... las cosas que hay que decidir entre un segundo y el siguiente me duelen. Y, la verdad, esas son las deciones más importantes de la vida: "¿Le doy o no le doy un beso?", "¿Me tiro del coche en marcha o dejo que me secuestren?", "¿Me compro "Kiss kiss bang bang" hoy o espero a que la rebajen?"... En estas cosas siempre la cago, opto por la cautela, por esperar, por no decidir. Lo que es malo para ligar y bueno para pillar los DVD rebajados (al final me la compré por menos de 6€).

¿Y por qué, aún sabiéndolo, sigo y sigo? Pues porque me da más miedo tomar una decisión que se me antoje ridícula pasado un tiempo (insignificantemente breve en lo del beso) que arrepentirme de no haber decidido. Con lo estupendo que son los juegos por turnos, ¿Por qué la vida es en "tiempo real"?

Lo que nos lleva a la primera parte de la visita a la tele: la redactora.

Nos asignaron a una licenciada en periodismo con formación como para dirigir unos informativos (y una sonrisa espeluznantemente encantadora) para que nos llevase a fumar, nos comentase como "hacerlo bien" y encontrase el modo de distraer nuestra larga estancia allí. Tres horas con una desconocida que tiene que estar contigo por huevos (descuiden, esto lo tengo muy presente) da para hablar de muchas cosas. Y para caerle muy bien (o muy mal). Y yo, perdón por la falta de modestia, salí por la puerta grande. Usando el truco de siempre: mira en lo que curro (no has conocido en tu vida a nadie "tan interesante" como yo, aunque también lleves a los que participan en "El diario de Patrícia"). Unido ésto a que con ella las coñas me quedaban un poco mejores, porque se reía, sospecho que podía haber intentado quedar para otro día. Otras pistas son a) que buscó una compañera que acompañase a otros concurantes para quedarse toda la tarde con nosotros y b) que nos aclaró lo lejos que vive su novio. Claro que no son señales inequivocas (ninguna lo es) y que, no tengo que olvidar, aguantar concursantes es su trabajo.

Tuviera o no yo razón, el caso es que llegó EL MOMENTO. Ese en que tienes que encontrar la manera de pedirle el teléfono o el mail o lo que sea, sin sentirte ridículo, sin hacerlo (el ridículo), sin sonrojarte.... ese momento que no es éste, sino el próximo.... y que al final no es ninguno. Así logré llevarme una dosis suplementaria de "ingenio de escalera" ("entonces le debí decir...", "entonces pude haberle dado mi mail...") para mi casa. Y así me paso los días la mar de distraido.


¡¡¡Que injusto es el imparable discurrir del tiempo con los inseguros!!!


A ver por cuanto consigo comprarme "300"....

4/10/07

Metrosexual.

Y ahora están atrapados los dos en la misma prisión

Hola a todas:

El otro día mi más mejor amigo maricón (o el más maricón de mis mejores amigos) me recomendó que me hiciese una liposucción si quería ligar más (es decir, si quería ligar algo).

Sí, es cierto que peso algo más de cien kilos y mido algo menos de uno ochenta... pero, ¿a tanto llega la cosa?.

Mi más mejor amigo maricón me dijo otras muchas cosas que algún día quizá merezca la pena comentar, entre las que no es poca cosa que soy "un claro exponente de la heterosexualidad", que "mi ropa interior es varios miles de veces más excitante que los KK" y que "visto lo visto, a las mujeres no les ponen los heteros, sino claramente los maricones". Claro que puede que quisiera seducirme con tales "piropos" (pero a estas alturas lo dudo; eran simplemente "piropos").

En lo que estaba: 3000 euros por perder 20 kilos. Eso me hizo pensar que merecía la pena comentar el cambio que en pocas generaciones se está produciendo en "occidente" (que ya es casi todo) en lo que hace "atractivo" a un hombre.

Con las chicas no hay duda (para mi no) sobre lo que resulta atractivo: ser, o en su defecto parecer, sana y joven. Hay mucha bibliografía, etnográfica y de índole más biológica al respecto. Siempre hay voces disonantes, claro, pero por motivos más ideológicos que científicos.

Con los hombres las cosas, en principio, tampoco son muy complicadas: nos hace "guapos" tener acceso a abundantes recursos (la salud, la simetría y todo lo demás no carece de interés, pero lo que más pesa es el "beneficio directo"). Desde luego hay muchos matices que hacer al respecto. Por ejemplo, cuando uno se pone a distinguir entre si se busca un novio o un polvo encuentra que las características preferidas por las mujeres difieren (para echar un polvo se prefieren más "guapos").
En cualquier caso, en líneas generales, nuestro atractivo no depende tanto de nuestro aspecto. Esto hasta hoy daba lugar a que "vender buenas motos" fuera siempre nuestra mejor baza para ligar. Todos sabemos que nuestras posibilidades de follar no dependen de nuestra cara o nuestro culo, o no sustancialmente.

Al menos, hasta ahora.

Yo entiendo que es triste que, tras miles de años de evolución cultural, de John Stuart Mill y Rousseau y el Concorde y Mondrian y los i-pod y las rebajas de enero, lo que nos sigue gustando a los hombres de las mujeres sea EXACTAMENTE lo mismo que antes de casi todo. Entiendo lo duro que debe de ser sentirse siempre observada y siempre juzgada y pasar infiernos mil para parecer sana y joven.
Desde luego, si a mi parte más racional le preguntan, no hubiera estado de más haber entendido que, viendo como ha evolucionado la manera de relacionarnos hombres y mujeres, la "belleza" no es lo importante (no lo más importante). Debiéramos haber aprendido a apreciar otras cosas. Por el bien general y por liberar a las mujeres del yugo de la imagen. Y que sea verdad, un poquito, lo de que la belleza está por dentro.

Siento que la humanidad no haya podido, la mitad masculina teniendo más culpa. Sinceramente.

Mi pena no esconde, sin embargo, mi cabreo. Es patético (e irritante) que se nos arrastre a nosotros al mismo pozo de la imagen (aunque se que a alguna le da risa) y que se nos empiece a evaluar exclusivamente por la buena, o mala, pinta que tengamos. Digo, que entiendo que las chicas esteis cabreadas, sometidas a tintes, liposucciones y maquillaje, al gimnasio y a Zara. Pero, hostias, no nos hagais esto. Aunque sólo sea por ahorrar en muertos por la anorexia, en muertos en operaciones de estética y en muertos por ingesta de anabolizantes. O en depresiones incurables de la autoestima. Aunque sólo sea por incrementar, en vez de disminuir, la tasa de felicidad global.

A los que venden cosméticos les conviene duplicar el mercado. Y a las tiendas de moda. Y a los gimnasios para urbanitas. Pero a nosotros (incluye, obviamente, nosotras), creo que no.

Jode infinito que solo te juzguen por tu imagen. ¿Por qué nos estamos dejando meter todos en el mismo saco, en vez de intentar salir?

18/9/07

Haciendo(me) trampas.

Plumas y alquitrán para el tahur


Hola a todas:

Este año he tenido a mi cargo una chica (PZ de aquí en adelante) a la que la supervisaba el proyecto fin de carrera (PFC de aquí en adelante). Hacía meses que no sabía de ella más que por mail y lo que transmitía, que escamaba, era que todo iba bien. Pero ni un puñetero borrador. Bueno, pensaba yo, ésta al final pasará de entregarlo en setiembre. Pues no.

Hace unas dos semanas me trajo un texto sobre la temática en cuestión brillante, inteligente y muy sospechoso. Así que metí frases sueltas en el google para pillarla, pero no la pillé. Me dije: "Está feo desconfiar". Pues tampoco

Cinco días después quedamos para ver su presentación, pues el PFC se defiende ante un tribunal con toda la pompa necesaria. Normalmente la cosa empieza con 30 minutos de charla nerviosa, siguen tres preguntas desinteresadas, aplausos, un ocho y pico en el peor de los casos... y así, uno tras otro. Pero los licenciables no lo saben. Y, como es su trabajo de un año, están cagados. Y ésta no era menos (aunque tenía más razones para temblar).
Como ella debía de sentirse culpable, la segunda vez que le pregunté por que había dado un giro al trabajo tan ajeno a sus intereses iniciales PZ confeso: "he plagiado una tesis (que horror) que he encontrado en la red". Cambiando, eso sí, el orden de las palabras de cada una de las frases (flipante curro) para que no se la pudiera pillar (aplauso por lo brillante, aunque ella no lo tiene que oír).

¡¡¡¡DIOS, QUE MARRON!!!!

Bueno, cuando le dije que creía que no debía presentarlo, tiró de superpoderes (odio cuando las tías tiran de superpoderes o, más bien, odio sucumbir a los superpoderes). Como no venía avisada de que tendría que batirse no traía el escotazo que da +10 en convencer. De hecho sólo pudo usar una de sus habilidades místicas, pero es una que suele ser letal: lloró. Y yo, como casi cada hijo (con o) de vecino, aún sabiendo que estaba manipulándome, aún habiendo visto en mi hermana la sorprendente capacidad de provocarse el llanto a voluntad, casi perdí. Bueno, más bien me deje arrastrar al "no me chivare, pero, por Dios, que no se entere nadie que voy a quedar fatal...." (esto último es mentira, pero quería meterle miedo y culpabilidad en el cuerpo).

Vencido y desarmado pasé una semana torturándome, pensando en "hacerlo público extraoficialmente". Claro que un tipo moral y formal le hubiera dicho a la cara a PZ que se iba a chivar para, a continuación hacerlo. Pero me daba miedo volver a enfrentarme a sus superpoderes y sucumbir. Además, no estaba claro si era lícito contarlo, porque:
a) me parecía mal usar su confesión en su contra (quinta enmienda)
b) le había dicho (aunque embaucado por sus artes mágicas) que no lo iba a hacer
c) en mi barrio, como en todos, a los chivatos se les corría a gorrazos, y eso marca el carácter -aún 20 años después-.
Por otro lado, me parecía muy fuerte que su trabajo se fuese a comparar con los de personas que realmente habían currado un año. Por no hablar de la escasa formación que ha tenido para ella este PFC. Vamos, que yo prefería que no se lo aprobasen (¿He dicho que el tribunal no puede escuchar mi parecer?; es más, tiene que desconocer mi opinión, al menos "oficialmente"), pero no encontraba el método de denunciarla sin traicionar mis palabras o, visto de otro modo, de quedar mal con ella.

¿Que qué hice?, pues hice el hombre: dejarlo estar (esto es, no hacer nada más que ver crecer la hierba y dejar que las cosas se decidan solas o las decidan otros). Bueno, esta confesión no me deja muy bien, pero ligar no lo es todo.

Y el epílogo es que le han puesto un 6. Ella se ha licenciado, con relativo "deshonor", pero licenciada a fin de cuentas (es decir: tiene lo que quería a cambio de dos días de curro y unas lagrimitas). Yo he tenido que volver a creer en la profesionalidad del tribunal, que notó un tufo fraudulento en todo aquello. Reconsideraciones académicas aparte, me he sentido un cobarde, he traicionado mi labor como docente y, después de unas gotas de autoflagelación comprensiva, me tomé un café con leche y me sugerí un "mañana será otro día".

Eso sí, si me hubieran preguntado ayer, hubiera dicho que mi actuación de hoy era intolerable, vil y bastante patética. De plumas y alquitrán.

Pero eso fue ayer.

26/8/07

Primera.

¿Quienes somos?, ¿De donde venimos?, ¿A donde vamos?


Hola a todas:

¿Sabeis que con un blog se liga muchísimo (eso me han dicho)?

- ¿Cuánto hace que te dejó tu novia?
- Pues... dejame que piense... En navidades, aunque desde agosto las cosas no iban demasiado bien...
- ¿Pero cuánto hace que no "mojas el churro"?
- Pues, exactamente, desde el 20 de junio, es decir... unos tres meses.

Y, después de conversaciones como esta, viene la de "Pues yo tengo un amigo que por internet liga mogollon. La semana pasada, mismamente, quedo con...". O, aún mejor "Pues el otro día quede con XXXXX, una que conocí con el blog, y menuda cachondona....".

¿Por qué no probar?

Como no (insisto, no) tengo internet en casa he de prescindir de messengers, chats, webcams y otros ventajosos inventos modernos. Lo del blog parece más facil, lo escribo en la tibia soledad de mi casa, lo cuelgo desde el curro en dos minutos y listo: ya esta preparada la trampa para osos....


No se de que va a ir este blog. Ni se si postearé mucho o poco (más bien la b). Lo que sí se es lo que no quiero que sea: ni un diario personal, ni una pagina de autobombo pedante donde demostrar todo lo que se (que tampoco es mucho, pero la wikipedia esta ahí para ayudarnos a todos), ni un ejercicio de onanismo egocentrico. Lo cual me deja un blog casi vacio de contenido. Parece.