30/11/07

La boda de mi mejor amiga.

Y si por suerte fue una broma mala, hoy tendría que volver.

Hola a todas:

¿Qué tal se llevan con sus ex-parejas?

Yo, estupendamente (¿no suma esto algún punto en mi búsqueda desconsolada de mujeres?).

Tan estupendamente que puedo afirmar que mi primera ex, mi EX con mayúsculas, la que duele de verdad, es mi mejor amiga (y casi mi mejor amigo; sepan que esta distinción a/o tiene connotaciones, para todos excepto para los políticamente correctísimos, muy diferentes).

Un ejemplo, clarificador de la situación: hasta hace poco quedábamos a desayunar todos los sábados y domingos, los lluviosos y los insomnes también, ella, mi madre y yo (sorprende lo de mi madre, lo se.... pero tanto que mi ex y mi madre quedan solas prescindiendo de mi.... aunque esto es otra historia). Otro ejemplo: cuando ella rompe una relación, le putean las amigas o se le cae una estantería, yo me zampo una horita de llamada de móvil (con esto no quiero decir que no haga yo lo mismo.... bueno, lo mismo mismo no, pero también le cargo a ella parte de mis mierdas diarias, cuando se deja). Otros ejemplos: ella es siempre la primera en felicitarme el cumpleaños; En ella es en quien más dinero me gasto en reyes (exceptuando mi familia, claro, y la "novia" que toque esa temporada).

Una aclaración, por si hay dudas. Hace siete años que rompimos. Siete. Años en que ambos hemos vivido densas vidas, cambios de pareja, de trabajo e incluso de amigos, acercamientos y lejanías, dolores, dolores profundos.... Vamos, que no diría yo que haya residuos o añoranzas de aquella relación, que fue superada y que, por mucho que le guste a mi madre o a mi jefa, no ha de volver (ni falta que nos hace a ninguno).

Total, que somos amigos y sólo amigos: con nadie discuto con la rabia y amargura con la que discuto con ella, que nadie me dice las cosas tan a las claras como ella a mi, que con nadie llora como conmigo... Estos ejemplos por aquello de que los amigos de verdad son los de las duras, no los de las maduras.

Y ahora va lo de "Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va"

-PASO 1: TENGO NOVIO. No "Me estoy follando, te acuerdas, al chaval aquel que te presente el día que viniste a vernos jugar". Sino, más bien, "me presentaron a un chico el otro día más majo... te caería muy bien" seguido de "te acuerdas el chico del otro día, H, pues quede con el ayer". Esto ya sonó grave, porque H ya tenía un nombre. Y, normalmente, no me da nombres porque sabe que a mi no me sirven. Así que, tal como nos temíamos, llegó el "H viene este sábado, así que no voy a poder quedar contigo para desayunar". Para desayunar o para lo que sea. El problema es ese "no" tan cerca de "contigo". No es que me joda compartir su tiempo (ya lo compartía con sus gatas y sus entrenamientos de rugby, sus novios ocasionales y sus pipetas), sino el que sea una persona única, concreta, la que le haga trastocar hábitos centenarios. ¡Con lo de respetar tradiciones que soy yo!

-PASO 2: CONOCIENDO AL NOVIO. Como somos gente civilizada, de los de Perales (¿Y cómo es el?) y no de los de Loquillo (Quiero verla bailar entre los muertos) y, sobre todo, porque nada a nadie debiera hacerles pensar que no debiera conocerle, pues fui e ello.
Me encontré con un tipo de puta madre, la verdad... Con un montón de virtudes que un padre apreciaría en los novios de su hija: cariñoso, tranquilo, aparentemente sensato, aparentemente leal... Vamos, que sólo podía decirle a ella que me parecía un tío cojonudo, una ganga, la elección de su vida. Porque me lo parece. Aunque en realidad estaba deseando preguntarle "No, si tu eres muy majo, pero ¿te importa que la siga monopolizando un par de mañanas o tardes a la semana?". Bueno, seguro que a él no le importaría (porque de verdad es un tío muy majo). Es a ella a la que le tendría que preguntar "No, si vas a estar estupendamente con él y no me extraña que le quieras muchísimo, pero ¿te importaría seguir prestándome la atención que me prestabas hasta ahora aunque cada célula de tu organismo te suplique que te vayas con él?".
Así que conocí al novio y no tuve más remedio que darle mi absoluta aprobación. No sin notar, por cierto, que físicamente H se parece a mi yo del pasado. Esto es, un chico ancho pero no gordo (aquí difieren su presente y el mío), moreno, con barba, con gafas, con mirada soñadora (esto es sólo una licencia poética).... ¿No tiene gracia? (esto es digno psicoanálisis, lo se).

-PASO 3: ESTAMOS PENSANDO (¿Y este plural?) EN IRNOS A VIVIR JUNTOS:
¡¡¿Que necesidad tenía yo de saber esto?!!
Tras un periodo difícilmente estimable para mí, pero innegablemente exiguo (¿cuatro meses?), va y me cuenta que van a convivir. Sí, lo se, las relaciones a los treinta por fuerza tienen que ir más ligeritas (se nos acaba el tiempo, a todos). Yo, la verdad, es que había digerido bastante bien la reducción de horas de visita (de hecho mi factura de móvil lo ha digerido estupendamente). Y, sin embargo, lo de vivir juntos lo llevé un poquitito peor.

¿Será que me jode que jamás diera ese paso conmigo? Será. Aunque lo mitiga el salto generacional que hemos dado, que no es lo mismo irse a vivir juntos con 23 que con 32. ¿Será, entonces, que quizá vaya a verla todavía menos o, lo que es peor, la tenga que ver siempre "emparejada"?. Pues no parece. Porque ambos están de acuerdo en dejarse bastante aire, porque los dos saben que ese "espacio" que se dejan muy pocas parejas es lo que permite a las relaciones respirar, vivir y durar. Vamos, que no creo que la vea menos a ella y que, si no quiero, tenga que verle a él más de una vez cada mes o dos. ¿Pues entonces, por qué es? Pues no lo se, es algo visceral, sin lógica ninguna. Es una añoranza de lo que nunca ocurrió y que esto lo aleja más de ocurrir, la perdida de un futuro que llevaba condenado mil años, el dolor del macho alfa cuando deja de ser alfa... Todo esto y todo lo demás...

En fin, como buen Perales entiendo que es lo justo, lo lógico, lo que le va a hacer feliz, lo que le va a dar lo que ella necesita. Cosas que, además, ni yo puedo ya darle, ni quiero, ni creo que ella las quiera de mi. No hay envidia ni rencor... Sólo nostalgia.


¿No soy adorable, tan desnudo, tan expuesto, tan falto de cariño....?.

O quizá sólo soy un repugnante vestigio amariconado del macho ibérico, ni conmigo ni sin mí....

Y a mi que cojones me importa.

El caso es que, si ella llega a leer esto en algún momento, no lo quiera el dios de internet, quiero que sepa que estoy muy contento de que haya encontrado su camino. Aunque duela.


¿Nos quedamos con lo de adorable?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Puntualización:

H ya traía la barba de casa, tú te la dejaste por "necesidades" del guión (puntos para tu adorabilidad, muy mono el detalle). No me psicoanalices MÁS ;P

Y otra cosita ¿cuántas veces he "fallado" a desayunar porque venía??? ¬¬

Silvando Contento dijo...

Querida EX:

Que no me despellejes debe querer decir que te ha gustado. Creo.

Lo que nos confirma que el dios de internet no existe.

Yo simpre quise dejarme barba, pero me faltaban razones/cojones para "hacer el comunista". El guion me dio las razones, claro.

No se si has faltado o no. Seguro que no, que tu tienes memoria. Pero son licencias literarias. ;-)