23/11/07

Lo que no sabía mi novia.

Señor, ¡Que bien me lo paso!... yo solito.

Hola a todas:

El otro día, concluyendo una clase práctica a mis alumnos, me volví a tropezar con una de esas profundas fosas del conocimiento que tienen las mujeres sobre los hombres. Son pocas, porque estoy de acuerdo en que nosotros solemos ser bastante sencillos. De hecho lo que les sorprende de lo que voy a comentar es, en cierto sentido, lo realmente simples que podemos ser.

Pongámonos en el contexto. En las prácticas que imparto aplicamos un test para medir el nivel de testosterona en la saliva de los alumnos. Es sabido que el nivel de testosterona está muy relacionado, aunque no esta muy claro como, con el tiempo transcurrido tras la última eyaculación. Es sabido por la comunidad científica y por cualquiera que mira el mundo o los after hours.

En aquel momento, además, lo fue sabido por mis alumnos y alumnas.

El caso es que una chica, sintiéndose la mar de graciosa, le dijo a un chavalito: "eso, mídete la testosterona, que así ven todos que eres un marrano y que seguro que no hace ni dos días que te la has cascado".

Los ellos se quedaron estupefactos, no se si por la falta de sentido del humor o por el desconocimiento completo de lo que quiere decir "ser un marrano". El aludido (Julito, de aquí en adelante) desde luego se sintió incomodo y se sonrojó. Cuando una chica de tu clase, a la que seguro que alguna vez le has dedicado una paja, te llama marrano piensas "¿Cómo lo ha sabido?" y te mueres de vergüenza.

El caso es que la clase siguió. Al acabar vino el comentario, ya en petit comitè, del comentario. Estaban (ellos) preocupados, además, por lo que yo pudiese pensar de sus test de testosterona. Ya les comenté que yo no podía saber si su nivel indicaba que habían eyaculado hace cinco minutos o seis años. Pero, aunque así fuera, no me iban a sorprender. En el último estudio que leí los varones entre 15y 25 años tocan, en promedio, a 1.2 pajas al día. Es decir, doce pajas cada diez días (cada cual que las reparta como guste).

A Julito le debió poseer el espíritu de Jose Luis Moreno con Rockefeller y comenzó su disertación: "No os preocupéis, si él lo sabe. Es tío y todos lo sabemos. Si las que no lo saben son ellas. Un tío, y sobre todo un tío de nuestra edad, se la casca TODOS LOS DIAS".

Las pocas chicas que quedaban en clase se escandalizaron, claro. "Si es que son como monos...." Ellos se iban envalentonando, quizá sintiéndose "normales" por mi estadística o apoyados entre sí, o queriendo liberar un secreto íntimo... no sé. El que sacaba más pecho era Julito, contando interesantes anécdotas que empezaban con "Pues yo en el recreo del instituto me iba con mi colega Rafi al baño y...". Anécdotas coloristas pero totalmente innecesarias. Conclusión: Chicas, no toquéis nunca las paredes de los baños de tíos.

Pero eso no fue todo. Julito estaba desbocado, sacando un segundo e interesante tema aún más escandaloso: "Pues yo le he dedicado pajas a todas y cada una de las chicas de mi instituto". Ellas flipando, porque no es difícil pensar que con las compañeras de la uni el tipo habrá hecho lo mismo (el suicidio de las posibilidades de ligarse a alguna compañera más llamativo que he visto en años). Tampoco es difícil pensar si todos los otros tíos, los más prudentes, no habrán hecho lo mismo. Es más, ¿no hará el profe lo mismo? ¡¡¡¡¡Dios mío, todos estos han pensado en mi desnuda o practicando sexo con ellos mientras se la meneaban!!!!!

Desde luego, entiendo que se sintieran incomodas. Yo también me sentiría raro si descubriese que mucha gente me imagina haciendo una mamada o abierto de piernas.

Julio quería seguir escandalizando a sus compañeras, así que sacó a la palestra el tercer tema estrella (un tema que a mi, hace años, me parecía interesantísimo y paradigma de la incomunicación humana). "Si es que no os enteráis de nada.... pero no sabéis que no tenéis ni un sólo amigo tío, que si os soportan es porque creen que podrán follar con vosotras algún día". En fin, una estrella mediática el joven Julio. Dos Oscars de la academia por lo menos. O un monólogo en el club de la comedia para él. Evidentemente ellas respondieron con la consabida de "Mis amigos no, si a mis amigos les encanta tomar café conmigo y acompañarme a Zara". Evidentemente cualquier cosa que dijéramos los demás varones, incluyendo al profe, estaba de más. El individuo estaba herido de muerte y sumarse al despiece no nos reportaría nada bueno.

Porque por suerte, creo, la conclusión final que sacaron las chicas fue que Julito es un salido.

2 comentarios:

Roke Iñaki Oruezabal dijo...

Julito no tiene precio. En cualquier caso recientemente he encontrado una joya que disecciona la mente femenina (cuando menos la argentina), un ejemplo:
http://bestiaria.blogspot.com/2007/04/las-50-fantasas-ms-comunes-de-las.html

Anónimo dijo...

Pobre Julito. Descubrir por experimentación que es un error liberar al enemigo los secretos que el resto de los "canteros" juramos no revelar (más que nada pot nuestro propio bien), creo que si se hubiese cagado encima en plena clase no se habría inmolado más.
A esa historia le falta un personaje también repetitivo (que si me confirmas que no estaba recupero algo de esperanza en las futuras generaciones), que es el espabilado que aprovecha el error de julito en beneficio propio aplicando la "técnica escudo" (también es el título de un gran corto).