18/9/07

Haciendo(me) trampas.

Plumas y alquitrán para el tahur


Hola a todas:

Este año he tenido a mi cargo una chica (PZ de aquí en adelante) a la que la supervisaba el proyecto fin de carrera (PFC de aquí en adelante). Hacía meses que no sabía de ella más que por mail y lo que transmitía, que escamaba, era que todo iba bien. Pero ni un puñetero borrador. Bueno, pensaba yo, ésta al final pasará de entregarlo en setiembre. Pues no.

Hace unas dos semanas me trajo un texto sobre la temática en cuestión brillante, inteligente y muy sospechoso. Así que metí frases sueltas en el google para pillarla, pero no la pillé. Me dije: "Está feo desconfiar". Pues tampoco

Cinco días después quedamos para ver su presentación, pues el PFC se defiende ante un tribunal con toda la pompa necesaria. Normalmente la cosa empieza con 30 minutos de charla nerviosa, siguen tres preguntas desinteresadas, aplausos, un ocho y pico en el peor de los casos... y así, uno tras otro. Pero los licenciables no lo saben. Y, como es su trabajo de un año, están cagados. Y ésta no era menos (aunque tenía más razones para temblar).
Como ella debía de sentirse culpable, la segunda vez que le pregunté por que había dado un giro al trabajo tan ajeno a sus intereses iniciales PZ confeso: "he plagiado una tesis (que horror) que he encontrado en la red". Cambiando, eso sí, el orden de las palabras de cada una de las frases (flipante curro) para que no se la pudiera pillar (aplauso por lo brillante, aunque ella no lo tiene que oír).

¡¡¡¡DIOS, QUE MARRON!!!!

Bueno, cuando le dije que creía que no debía presentarlo, tiró de superpoderes (odio cuando las tías tiran de superpoderes o, más bien, odio sucumbir a los superpoderes). Como no venía avisada de que tendría que batirse no traía el escotazo que da +10 en convencer. De hecho sólo pudo usar una de sus habilidades místicas, pero es una que suele ser letal: lloró. Y yo, como casi cada hijo (con o) de vecino, aún sabiendo que estaba manipulándome, aún habiendo visto en mi hermana la sorprendente capacidad de provocarse el llanto a voluntad, casi perdí. Bueno, más bien me deje arrastrar al "no me chivare, pero, por Dios, que no se entere nadie que voy a quedar fatal...." (esto último es mentira, pero quería meterle miedo y culpabilidad en el cuerpo).

Vencido y desarmado pasé una semana torturándome, pensando en "hacerlo público extraoficialmente". Claro que un tipo moral y formal le hubiera dicho a la cara a PZ que se iba a chivar para, a continuación hacerlo. Pero me daba miedo volver a enfrentarme a sus superpoderes y sucumbir. Además, no estaba claro si era lícito contarlo, porque:
a) me parecía mal usar su confesión en su contra (quinta enmienda)
b) le había dicho (aunque embaucado por sus artes mágicas) que no lo iba a hacer
c) en mi barrio, como en todos, a los chivatos se les corría a gorrazos, y eso marca el carácter -aún 20 años después-.
Por otro lado, me parecía muy fuerte que su trabajo se fuese a comparar con los de personas que realmente habían currado un año. Por no hablar de la escasa formación que ha tenido para ella este PFC. Vamos, que yo prefería que no se lo aprobasen (¿He dicho que el tribunal no puede escuchar mi parecer?; es más, tiene que desconocer mi opinión, al menos "oficialmente"), pero no encontraba el método de denunciarla sin traicionar mis palabras o, visto de otro modo, de quedar mal con ella.

¿Que qué hice?, pues hice el hombre: dejarlo estar (esto es, no hacer nada más que ver crecer la hierba y dejar que las cosas se decidan solas o las decidan otros). Bueno, esta confesión no me deja muy bien, pero ligar no lo es todo.

Y el epílogo es que le han puesto un 6. Ella se ha licenciado, con relativo "deshonor", pero licenciada a fin de cuentas (es decir: tiene lo que quería a cambio de dos días de curro y unas lagrimitas). Yo he tenido que volver a creer en la profesionalidad del tribunal, que notó un tufo fraudulento en todo aquello. Reconsideraciones académicas aparte, me he sentido un cobarde, he traicionado mi labor como docente y, después de unas gotas de autoflagelación comprensiva, me tomé un café con leche y me sugerí un "mañana será otro día".

Eso sí, si me hubieran preguntado ayer, hubiera dicho que mi actuación de hoy era intolerable, vil y bastante patética. De plumas y alquitrán.

Pero eso fue ayer.