29/2/08

El ser, es. Y el no-ser, no es.

Así están las cosas, unas moradas y otras rosas.

Hola a todas:

Yo pensaba que esa frase era, solamente, el comienzo de una joyita de libro, muy recomendado para siestas a deshoras: "el ser y la nada". Pero me ha dicho el más griego de mis amigos que la frase es de Parménides, si no literal, en su esencia. La frase constata, básicamente, una soplapollez. Aunque se le pueden exprimir muchísimos pensamientos (desde "el ser es uno, inmutable y etc" a "el pasado no existe y etc" o "ese es el dilema y etc"). ¿Qué afirma, si la dejamos desprovista de la historia de la filosofía?. Pues que lo que existe es lo que existe (y, más interesante, que lo que no existe, lo imperceptible en ningún sentido, no existe).

Yo, por ejemplo, existo (con o sin solipsismo, escribo luego pienso, y por tanto existo...). Y aqui acaba la parte de filosofías (prometido).

¿Cómo de bien se nos da a los seres humanos decidir qué existe y que no?

Con los sustantivos es fácil: este tenedor, existe; El BBVA, existe; Mi vida sexual (fuera del solipsismo), no existe; Mi dolor de garganta, existe; Mi flamante descapotable negro, no, no existe... y así, días podíamos estar. La cosa se complica si hablamos de "cosas" que no tienen "cuerpo", algo directamente perceptible: el EURIBOR, la política de integración o el amor... Percibimos sus señales, pero estas señales se les pueden atribuir, a veces, a estos conceptos abstractos o a otros. Aún así podemos decir que existen, pero dan problemillas, porque podemos encontrar diversos individuos que no estén de acuerdo (por ejemplo, respecto a si aquello era o no era amor, pregúntenle a alguno de sus ex-novios).

El mismo problema dan los adjetivos: el descapotable es negro... pues según, igual es gris marengo. Y más complicado si hablamos de cuestiones difícilmente medibles (porque, a fin de cuentas, podemos medir, o acordar como medir, la negrura, lo caliente o lo doloroso... pero no lo flamante que es mi descapotable, excepto con encuestas de opinión).

Me estoy yendo por los cerros de Úbeda, lo sé. Y yo lo que quería era discutir la siguiente afirmación: ERES UN MACHISTA.

No digo yo que no sea verdad. Ni mentira. Porque, salvo que a alguien se le ocurra como medir tal cosa, nos tenemos que conformar con lo que me digan las encuestas de opinión. Preguntas, escuchas, te defiendes y, al final, te queda claro, si no lo que eres, lo que tus encuestados creen que eres.

Sin embargo, antes de que hable mi abogado, me gustaría darle vueltas a dos cosas.

Primera, la verdad como opinión. Uno puede decir: El chikichiki es un fraude, y bajo esto se lee: opino que es un fraude. Y se puede decir justo lo contrario y no ser necesariamente falso (en realidad es que opinas que no es un fraude).
Sin embargo no todas las afirmaciones son opinables, o no en el mismo sentido. Por ejemplo, el cuadrado de la hipotenusa es la suma de los cuadrados de los catetos de un triangulo rectángulo va a ser así, lo crea todo ser humano o ninguno (si hubiera otra mente que comprenda qué es un triangulo y pueda medirlo con sus patitas y meter los números en una calculadora podría contrastarlo). La negación de sentencias como esta lo que en realidad quiere decir es "opino que no has hecho correctamente la demostración matemática".
Con otras verdades "medibles" pero más "frágiles" que las que genera la matemática ocurre algo parecido: la inflación interanual no es del 4,5% quiere decir "opino que el cálculo que han hecho de la inflación no es correcto". O negar "a los hombres les interesa, sobre todo, la juventud de sus parejas sexuales" quiere decir que no se cree en los métodos realizados para hacer la encuesta, los cálculos estadísticos o en la estadística (como ciencia) en sí.

No vengo a defender que haya verdades innegables, todas se deben poder negar (algo es ciencia sólo cuando las hipótesis que afirma son falsables). Pero es importante entender en qué dimensión nos estamos moviendo. Uno puede intentar refutar, digamos, que la velocidad de la luz es (aproximadamente) 300.000 km/s... pero no mediante una encuesta puerta a puerta. Ni, muchos menos, diciendo "yo no opino lo mismo". Puedes opinar lo que quieras, pero es que no hablamos de opiniones, sino de medidas.

Volvamos a lo que discutía. A la afirmación "en la especie humana el emparejamiento monógamo dura, como media, 3,6 años" uno puede negarse con argumentos como "he leído el estudio y me parece que está sesgado" o "pues yo he leído/realizado un estudio parecido que contradice esos resultados" o, incluso, "mi experiencia en la vida no me dice esto" o "me estas mintiendo y te estás inventando el dato". Pero enrocarse en un "YO NO OPINO ASÍ" no cuestiona en ningún sentido lógico esta afirmación, porque esto tampoco es cuestión de opiniones, es cuestión de medidas.

Segundo (sí, aún queda otra parrafada, lo menos), la diferencia que hay entre lo que uno conoce o afirma y lo que opina. Si digo "las mujeres de mas de 35 años apenas tienen oportunidades de encontrar pareja" no quiero decir "las cuarentonas no me ponen" ni "no me extraña que no ligues, porque se te ha pasado el arroz".
Sí no lo ven claro, piénsenlo hablando de leones: "cuando un nuevo macho pasa a dominar al harén elimina sistemáticamente a todos los descendientes de su predecesor" Cuando alguien dice esto no sostiene, a la vez, "que sufran esas pequeñas bestezuelas la inoperancia de su progenitor" ni "ayudemos al nuevo y flamante vencedor y abatamos a tiros a esas malditas criaturas". Y, mucho menos, "y que sea así por siempre". Se que es difícil, pero creo que hay que saber distinguir “lo que ocurre” de “lo que me parece razonable que ocurra” (y, a la vez, hay que saber distinguir “lo que me parece justo” de “lo que a mí me conviene”… pero esto es otra historia).

Otra cuestión es que haya que sacarme los ojos de las cuencas por traer la noticia. Confundir el continente con el contenido, el mensajero y el mensaje, el barril y la cerveza, la poesía y el amor, el premio y la calidad...

Evidentemente tengo una opinión. La tengo y bien clarita. Pero el conocer datos de esta índole no implica que esté de acuerdo (o en desacuerdo) con las implicaciones que éstos puedan tener. Desde luego lo que conozco afecta a lo que creo, y viceversa. Pero eso no hace ni que lo que afirmo no sea cierto ni que vaya a cerrar los ojos si mis opiniones se demuestran falsas.
Si quieren saber si lo que veo me gusta, pregúntenmelo. Les diré, así, a modo de resumen, que preferiría que todo lo dictase más la lógica y el compromiso con lo que uno afirma que las veleidades hormonales. Ahí queda.

Que "los hombres casados no tienen menos relaciones con dos mujeres simultáneamente que los solteros" y "las principales características que interesan a los hombres son la juventud y la feminidad de sus potenciales parejas" jode, lo sé. Pero también es verdad que "lo que más realza el atractivo de los hombres es su situación socioeconómica" y que "uno de cada cinco nacidos no es hijo de quien cree ser su padre". Afirmo (afirman) las cuatro cosas, y afirmarlas no me hace feminista (ni machista)

¿Me gustan estas afirmaciones? Pues no. Pero habrá que saber, independientemente de que nos guste o no. Sólo los monstruos del armario desaparecen cuando cerramos los ojos. Al resto les gusta estar, aunque no miremos, y sonar al caer, aunque no escuchemos.

Como decía al principio... así están las cosas.

17/2/08

Triangulando.

Ella tiene todo por lo que dos hombres pueden pelear (menos un Cadillac).

Hola a todas:

¿No es maravilloso el triángulo? No me refiero al ridículo instrumento musical ni a lo que hacen, alguna vez, los multimillonarios futbolistas. Hablo del triángulo amoroso.

El triangulo, en amores, es como el trío, pero con tres ángulos. Y los ángulos, que maravilla, suman 180º. La suma es siempre, al final, un espalda contra espalda. Un tu contra mí, diez pasos, disparar.

Yo, como todos, he sobrellevado triángulos. Pero casi siempre del tipo "somos dos amigotes de toda la vida, aparece la Srta. A, que maja..." Y allí, debatiendo durante horas, yo enamorado, él respaldándome... "Yo creo que esta por ti", "Pues a mí me huele a muerto, pero es que me gusta mucho" "Pues a mí ni por dinero" y al final, trenecito: yo por ella, a ella le gustaba él (el otro él) y él, como locomotora, no estaba interesado más que en seguir hacia delante, en abrir horizonte.

Otro juego muy común, del que venía a hablar, es el de éramos dos, pero ahora somos tres y aquí es o pa ti o pa mi (o pa ninguno, al río). Es ese en que, habiendo inicialmente un segmento (dos amigos/as) aparece un vértice "dispar" y ambos extremos del segmento construyen relaciones con el nuevo punto. Hete aquí el triangulo (tres segmentos unidos por sus extremos). Pero si en una relación entre dos no hay equilibrio, como pensarlo entre tres. Sobre todo si una, o ambas, de estas relaciones "nuevas" tienen tintes románticos.

Es muy divertido de jugar, porque todos los que participan se "quieren", todos están interesados los unos en los otros y, llegado el caso, habrá que elegir. Y eso jode.

Resultados posibles del encuentro (liga masculina):
a) me la ligo yo: que mal rollo con mi amigo (como sufre, como disfruto... voy a solidarizarme y sufro un poquito por él, mientras ésta se va desnudando)
b) se la liga él: quiero matar a mi amigo (pero como "de toda la vida" me muerdo hasta hacerme sangre, le felicito y me acomodo al rol del que perdió)
c) no se la liga ninguno (esto puede ir desde el "nos pusimos tantas trampas que no queremos acordarnos ni de nuestros nombres" al "y lo celebramos juntos de pedo, para mayor gloria de los bares de dardos y la música heavy")
d) Nos la ligamos los dos. Esto abre grandes expectativas de drama. Lo más beneficioso es que sea sucesivamente, y aún así el mal rollo esta casi asegurado... pero mucho mejor que si nos la ligamos simultáneamente (salvo simpático trío, tu detrás, yo delante... y a coordinar).

Parece claro que casi ninguno de los resultados factibles, excepto si las cosas siguen el curso de los de la canción (brindaremos porque ayer nos separó ella), es muy sano para la sana amistad. Así que, ¿cómo se juega a esto cuando un amigo te viene con la de "Me he enamorado" y tu respondes "De la misma que yo"?
En el debate aparecieron dos soluciones. Unos me dicen que con fair-play... al primero que lo consiga, en una competición limpia, sin puñados de arena a los ojos ni dagas en la bota...

Pero yo no creo en el fair play. No puede haberlo. Porque es verdad que en el amor y en la guerra vale todo. Porque cuando nos jugamos nuestra reproducción (o nuestra supervivencia) toma las riendas lo más instintivo. Y a ese hay que mirarlo con respeto, que lleva ahí, dentro de cada uno, desde hace millones de años. Y no se va a parar a pensar en alguien a quien conoces hace ¿cuánto?, dos meses, quince años... que es eso comparado con los eones que han forjado a esa bestia...

Así que antes de hacer algo que envenene a mi amigo (más o menos literalmente), está la segunda opción, defendida por los más del hemiciclo: el pacto entre caballeros, la retirada digna del que se considera más probable perdedor. Se miran los samuráis a cada lado del puente y se cede el paso al más poderoso.

¿Cómo se evalúa eso? ¿Buscamos un auditor externo? ¿Medimos nuestras fuerzas siendo groseros frente a la dama (y comprobando si se ríe y cuánto)? Pues nada de eso deja las cosas claras nunca (no hay más sordo...), así que volvemos a lo de antes, al fair-play (qué para eso somos amigos).

La cosa se me escapa mucho más cuando hablamos de mujeres. ¿Si ud. y su amiga se enamoran del mismo tipo, qué parece que les hace bastante caso a las dos (no es de extrañar esta dualidad masculina), cómo se procede? Yo me inclino por la guerra a hurtadillas... pero quién soy yo para pretender entender la mente femenina... Así que, sin pudor, opinen. Por favor.

Y, mientras salimos de dudas, ahí les dejamos a los dos, mirándose a cada lado del puente. Toda esa agua y ellos en sequía. Y con el calor que da la puta armadura.

9/2/08

Venta on line

Te puedo dar todo -añadí- excepto entusiasmo

Hola a todas:

Seguro que lo han intentado. Si están aquí y han llegado por el título, lo habrán intentado. Yo también. ¿Quién no? En estos tiempos...

Las páginas de citas.... ¡vaya inventazo!.

Y qué, defraudadas ¿no?. Yo diría que el descontento es generalizado, sobre todo si lo que se buscaba era "amor" y no conocer gente que necesitaba que le escuchasen/tomar haloperidol o, los más afortunados, llevarse a casa un polvo deseado pero repentino (normalmente con algún "extra", tipo elevalunas eléctrico o llamadas fuera de lugar y tono un mes despues).

Se que hay gente que se ha conocido, casado y divorciado gracias a la red. Pero, sospecho, la incidencia real es mínima. Porque, como decía el menos intuitivo de mis mejores amigos, si nadie te quiere, por algo será. Y si tienes que buscarte las castañas en internet, por algo será. Quiero decir, con perdón de todas ustedes, que me parece que en ligar en la red nos refugiamos todos los que tenemos/sentimos taras (normalmente emocionales). Y dos medios casi nunca suman un entero (y, mucho menos, dos enteros).

Insisto, estoy hablando de gente buscando amor, no de "casado de 34 harto de la vida en pareja busca mujer en igual situación para sexo esporádico y sin compromiso: abstenerse latinas".

Les cuento tres casos. No son los únicos, sólo los más reveladores, de la temporadita que llevo jugando a esto. Empieza, claro, con un anuncio en el que canto mis virtudes y, sobre todo, en el que especifiqué: no relaciones electronicas. A mi lo que me interesa es frecuentar el "mundo real", no vivir grandes experiencias sentado en mi habitación... Así que buscaba directamente una cita, o unos mails y una cita. Y, contra mi propio pronóstico, no fue mal. Seis en dos meses es buen ratio: es más de lo que he logrado nunca siendo simpático con una chica en un bar de copas.

Caso 1: Treintañera, que no estaba buena pero no le diría yo que no. Quedamos en una tetería/clon francés del Starbucks en la calle Alcala... Maja, pero insulsa. Estuve una hora hablando, dado que ella no parecía conocer mi idioma. Al final le sonsaqué cuatro cosas: trabaja en telefónica móviles (en ventas internacionales, creo) y se está comprando un piso en Montecarmelo y su exnovio se llama Joaquín y se parece a Hugh Grant... vamos, que me pareció tan interesante como los calcetines rebajados de Carrefour (tres pares, de colores diferentes, 1,50€). Se lo expliqué -no con estas palabras- y tan amigos (o, más bien, si te he visto ni me acuerdo). Más sosa que el tofu, y eso que en el perfil ella quería probar esta cosa en el mismísimo Japón (¿no es chino?), y le encantaban los libros de Martin Amis y el jazz...

Caso 2: Una tia majísima y divertidísima con la que me crucé siete mails antes de verla. Muy maja, majísima (insisto). Y muy gorda, gordísima. Pero mucho. Yo no había visto su foto -pa que; si una dice que se siente guapa y es camarera de un bar de copas no será tan grave la cosa- y me quedé impresionado/congelado. Yo no soy un Adonis -pero nada comparable-, así que estuvimos un buen rato hablando del rechazo que sufren (¿sufrimos?) los gordos, con humor y un poco de negrura en el corazón. Y luego de pelis de los Cohen, de ahí a Cormac McCarthy, de ahí a vivir en un estado del sur de los USA y de ahí a los juegos de mesa. Una tía de puta madre, sí, pero -y jamas pense que diría algo como esto- físicamente, ejem, me repugnaba... Y así, siento decirlo (lo siente sobre todo mi parte bienpensante o politicamente correcta, según se mire) no hay manera. Pero, insisto, es una tía de puta madre (¿quieren su teléfono?; también necesita amigas...). Además, en una maniobra patéticamente enternecedora y amarga, se ofrecio a chuparmela.... por si hay algún lector masculino, al que DE VERDAD no le importe el aspecto fisico o, en el peor de las casos, no tenga alma).

Caso 3: A esta no me la quería ligar, queria que me prestase ayuda en una serie de experimentos (que otro día explicaré, porque no viene al caso). Me fui a verla hasta Aranjuez, me tome un café con ella y la escuché. Parecía maja y rara, dando mucha chapa con que le gustaba la fotografía. Haciendose la interesante pese a ser secretaria dedicada exclusivamente a tareas domésticas, pese a vivir con sus padres y pese mentar a su reciente ex (bajo el apodo de "el cabronazo") una vez cada dos minutos. Quedamos en que me echaría una e-mano en mis e-experimentos y yo ya me iba cuando me dice que si quiero ver sus fotos. No muy convencido, quise verlas. Y no va la loca y en su portal se tira a hacerme una mamada (debe venir bajo el epígrafe "solución" en el manual para mujeres desesperadas). Podría haberme resistido, claro. Pero ¿para qué?. Así que me dejé mamar primero y arrastrar a su casa despues, a echar un polvo surrealista rodeado de retratos de sus abuelos y (de cientos) de figuritas de las que ejercen de premio en los roscones. Un polvo, entenderán, más "ya que estamos aquí" que "menuda suerte he tenido". Y aún nos quedaba lo mejor: pues no va, según acabamos, y me dice a) que me tengo que ir casi con el calzón bajado, que sus padres están al caer y b) que está enamorada de mí. Lo mejor es que me libré de ver las fotos. Lo peor es que me quedé sin ayuda para los experimentos.

¿Qué hemos aprendido? Pues, creo, los límites a lo que se puede esperar y, también, a como buscarlo (o no buscarlo).

Supongamos que las páginas de ligar (o pagando o sin pagar) contienen algo más que gente buscando sexo facil o cariño deseperadamente. ¿Cómo anunciarse?, ¿cómo buscar?

1- La pinta importa, así que empezamos con los descartes "estéticos", que hasta hace bien poco me parecían terriblemente injustos (sobre todo conmigo) y a los que ahora tengo un poco más de respeto. Si están anunciandose, les comentaré una cosa: No se tengan miedo, son más guapas de lo que se creen. Si son ustedes de sexo masculino, tampoco se tengan miedo: a lo largo de los siglos nuestra pinta no ha sido lo importante.... y esto aún guarda algo de verdad. En general parece que, quizá por el grado habitual de deseperación y soledad, con cumplir minimamente (es decir, que sea fisicamente posible mantener contigo una relación sexual mirandote a la cara) suele bastar para que te hagan un poco de caso. A mi me lo han hecho.

2- La idiotez de la "compatibilidad". Parece ser que a las personas les gustan Los Planetas, jugar al tenis y la comida kurda les apetece más emparejarse con los que tienen las mismas insólitas pasiones. ¿Creen que no? ¿Entonces por qué todos tendemos a actuar como si fuera así? No centren su búsqueda en gente "aparentemente interesante". Normalmente uno emite largas listas de intenciones/deseos/gustos/lugares comunes que no dicen nada de uno mismo. ¿Me llevaré mejor con un lector de Josep Pla que con un fan de Terry Pratchet? ¿Me gustan más las mujeres que escuchan a Bunbury que las que prefieren a Macaco? Pues, la verdad, en mi vida veo, día tras día, que no. Lo que nos gusta no es lo que nos define a ninguno.

3- Eviten a los locos. Bueno, eso es dificil de conseguir, sobre todo si damos por buena la premisa que enuncié al principio de este post: los que venimos por aquí estamos todos tarados. ¿Qué hacer entonces? Pues arriesgarse, no va a haber más. Y esperar que con quien nos topemos no se traiga ningún trastorno irremediable de la personalidad escondido en el bolsillo.

En definitiva, ¿cómo buscar?. Pues yo les diría que con olfato. O, mejor, que no pierdan mucha vida buscando y, más bien, tiendan a conocerse lo antes posible. El número de violadores y asesinos de la red no es mucho mayor que en la calle. Y somos pocos.

6/2/08

Juan, ¡Sigueme!...

Me pone, se quita, me dice "cosita". Y, a veces, ¡se excita!.

Hola a todas:

¿Saben sobre qué va a tratar este post? ¿No?

Es que incluir la palabra puta en el título me parecía, digamos, injusto. No tengo interés en multiplicar el número de visitas a este blog por esa razón espuria.

¿No saben por qué digo esto? Es que la cantinela sigue con "...vamonos de putas".


Bien, de entrada, que sepan todas que no soy un putero. De momento.

Lo digo porque se que no ayuda a caer bien, dificulta la tarea de ligar. Es como explicar que a uno le gusta la taxidermia o comer zarajos: quita puntos. De hecho, bien pensado, el mero hecho de ir a hablar de esto ya me va a quitar puntos. Pero bueno, ligar no lo es todo (siempre nos quedan los zarajos).

A lo que iba: Que no lo soy. De momento.

Porque, ¿a quien no se le ha pasado por la cabeza solucionar así un largo periodo de sequía como el que nos ocupa? (por favor, levanten las manos caballeros, que me están haciendo quedar fatal). Bueno, pues fíense de mí: se nos ha ocurrido a casi todos (los hombres, o al menos a los hombres que viven sequías). La vida es muy dura, y aunque es cierto que el hambre afila mucho el ingenio, es mucho más verdad que el hambre no es nada escrupuloso. Así que aquí va el primer motivo para hacer uso de las putas: LA NECESIDAD.

Además de esto, de esta "salida de emergencia", se me ocurre un segundo motivo (no se quiten, por favor, de la cabeza lo que no soy) para pagar por sexo: ¿Tengo yo, con mi triste figura y mi timidez general, alguna oportunidad de montármelo con dos tías a la vez? ¿Con tres? ¿De follarme a una de esas bestias sexuales que quitan el hipo? Quiero decir, ¿tendremos alguno de nosotros esta oportunidad?
Me temo que no, que casi ninguno. Es verdad que hay gente que lo ha hecho sin tener que pagar. Pero también hay gente que ha pisado la luna o que ha conseguido acabarse el Ulises de Joyce... Posible y probable son los conceptos a barajar en este debate.

¿Qué no es razón? Quizá. Está claro que las fantasías no tienen porque convertirse en realidades, pero la tentación de hacerlo está ahí, palpitando(nos). Y, ¿saben ustedes cual es la fantasía sexual más común entre los varones?
¿Que a ustedes también les gustaría? Pues, sinceramente, si el trío es con otra tía, simplemente coméntenselo a su novio. Y si es con dos tíos, váyanse (sin su novio) a cualquier bar de copas y busquen dos amigos solitarios y bien avenidos. Si es con dos tías, no se que decir (¿que me avisen?).
Tras estas tres lineas que me han servido para sentirme un tío muy ingenioso, lo que venía a decir es lo siguiente: dado que a una mujer media, a priori, le es más sencillo lograr acostarse con alguien que al hombre medio, también parece probable que, a priori, les resulte más fácil disfrutar del sexo en grupo, una lluvia dorada o lo que sea que se les ocurra. ¡Aprovechen!

Sin desviarme más del tema, la razón, mi segunda razón, es, como ven, LA DIVERSIÓN. Como lo puede ser dar tiros a perdices, salir de compras o una botella de tequila reposado. Tengan en cuenta que no hablo de una mamada de esas de 10€ que se venden rebajadas en la casa de campo. Hablo de un polvo que, en algún sentido, pudiera estar siendo agradable a la chica, parecer "una relación normal", pasar por “sexo esporádico conseguido gratuitamente y practicado por puro placer”. Bueno, para la chica y, quizá más, para el usuario.

¿Es la diversión justificación suficiente? No lo se, aquí está mi duda. Pero, ¿lo es para que mueran unas perdices?, ¿para multiplicar por tres el número de muertos en carretera los fines de semana?, ¿justifica que trabajen los niños chinos? Quiero decir, ¿evaluamos alguna vez los costes de nuestra diversión? Para mi que no.
Ya se que no justifica nada. Se perfectamente que el que la humanidad joda el mundo y a los demás para divertirse (y, además, le importe un bledo) no convierte el hacerlo en algo aceptable. Pero, ya se sabe, a veces extender la mierda consuela.

Total, que LA DIVERSIÓN me puede llegar a parecer un motivo.

Y aún así, aquí me ven, pensándomelo. Cuando tantos otros ya han hecho el camino, aquí estamos, buscando el calzado apropiado. ¿Han leído, recientemente, que la edad del putero medio español se acerca a la frontera de los 30? ¿No es fascinante cuando uno descubre que una idea que uno consideraba muy personal la ha tenido mucha gente?
Lo terrible es que lo practican para ahorrar tiempo, molestias e incluso dinero. Quiero decir, hay una tercera razón: LA COMODIDAD. Y esto me cuesta más compartirlo, no me parece suficiente razón (mientras que la necesidad y la diversión sí). Es sólo puro consumismo: quiero esto y lo quiero ¡ya!.

Además, ¿ahorrar tiempo de qué? ¡¡Con lo divertido que es ligar!!

Aún no les he contado donde recaba sus apoyos el NO. Pues un poco lo que a cualquiera. La sordidez, el miedo a estar financiando el sufrimiento a una mujer (ya sea un sufrimiento más o menos obvio y más o menos conocido y aceptado por ella), lo doloroso de ver a alguien degradándose por dinero (porque para mí es degradante), la vergüenza de pensar en la mujer como objeto de consumo... Y, sobre todo, el miedo a atravesar una frontera. La línea roja que sabes que, si te atreves a pasar, nunca te va a dar volver a dar miedo hacerlo. Como la de cagar en un bar de copas. O robar en El Corte Ingles. O la de darle una bofetada a tus sobrinos.

Lo peor es, además, que si quiero que sea realmente divertido quizá no debería esperar a ser un cuarentañero desesperado y avejentado, sino que hoy, y no mañana, le sacaré más partido al encuentro. Hay prisa, hay prisa.... Y ya saben lo que opino yo de las prisas

En fin, que aquí seguimos, pensandonoslo. Esperando a que nos alcance la cuarentena y que la frontera sea la que pase sobre nosotros. Sabiendo que, a lo mejor, esperar a que sea la necesidad y no la diversión es lo sensato. Aunque también lo feo.