27/10/08

Squirting.

Allí estaba cayendo agua pa llevarse 3 meses sin regá las masetas.

Hola a todas:

¿Saben lo que es el squirting?

Pues casi mejor para ustedes. Porque si lo saben, sobre todo si lo reconocen por ese nombre, es que son aficionadas (muy aficionadas, cuasiadictas) al porno moderno. Que no es lo normal, lo se.

A mí es que no me queda otro remedio. Lo hago por puro interés científico, por entender las tendencias.

En fin, squirting es lo que hasta hace nada (¿un año?, ¿dos?) se refería como eyaculación femenina. Ahora que en el porno se ha puesto tan de moda (¿no lo creen? pues echenle un ojo a las webs de por ahí... no voy a decirles cuales) le hemos buscado una dominación mas glamurosa. Y es que hasta la más pintada demuestra lo bien entonados que tiene los músculos de la vagina expeliendo un litro (no se engañen, no son prodigios de la naturaleza: lo que emiten entre alaridos fue previamente introducido ahí, porque en la población normal no afecta a mas de una cada diezmil).

Digo que es ficticio no porque lo sepa de buena mano. Simplemente lo deduzco. Porque no me creo que todas y cada una de las mujeres a las que les ocurre se dediquen al porno. Que es la otra explicación posible.

Si para averiguar lo que es no quieren acudir al youporn, lo retratan muy explícitamente en un capítulo de la primera temporada de Californication (con Mulder sabiendo superar el ser Mulder... fenomenalmente).

Durante años en mi única relación con la eyaculación femenina era tratar de averiguar si aquellas emisiones viscosas que mis parejas generaban ocasionalmente eran o no eran propiamente lo que los médicos llamaban eyaculado femenino. Tras consultar libros, me parecía que no (¿Que mas daba? pues eso digo yo... interés científico, como les decía). Y, de pronto, conozco personalmente dos casos.

Y, sinceramente, no parecen contentas.

Es muy difícil explicar a tu familia por que cojones habéis reservado una suite nupcial con dos camas. A la familia, a los del hotel y a cualquiera que no sea tu ginecólogo. Porque claro, es difícil dormir en una cama en que, si llegas al orgasmo, quedará empapada con medio litro de líquido. Al principio está tibio, pero luego duelen los riñones.

Tampoco es fácil ligarte a un tío una noche y, antes de juntar el valor de meterlo en tu cama, juntar el valor para explicarle lo que va a pasar. Y, desde luego, ni pensar en hacerlo en su casa (ni en su coche, ni en el rellano de su ascensor, ni en el baño de un bar)... es difícil convencer a alguien para que recién follado coja la fregona y recoja algo que, básicamente, parece pis (y huele como el pis). Bastante suerte tendrás si el tío no se muere de asco cuando tenga la sensación de que le estás meando encima (los hombre, al final, no están tan dispuestos como dicen a cualquier cosa por echar un polvo).

Así que no las envidien. Tampoco sienten más placer. Ni son mas atractivas para casi nadie (salvo para algunos/bastantes pajilleros internautas). Sólo más originales.


La verdad es que me hubiera encantado haber averiguado alguna solución para este problema para estas dos chicas. Que, sinceramente, lo pasan mal (sobre todo la soltera) porque su vida sexual resulta un poco traumática.

13/10/08

Sábado en la noche.

Salir, beber, el rollo de siempre.

Hola a todas:

¿Será esto un síntoma de vejez?

Llegué el viernes reventado a casa y me tragué una serie de la tele (una de ladrones de la uno, que es un poquito pretenciosa, pero se deja ver... creo que por eso la quieren quitar). Luego me puse con el libro que tenía entre manos (El fantasma de Harlot) hasta acabarlo. Me acosté a las dos. Me levanté el sábado tempranito, hice de ama de casa, cociné, comí, sesteé, y me puse con otra lectura que llevo a medias (El siglo postmoderno). Cuando se hizo bien de noche me vi dos películas (El apartamento y la reina de África). Me volví a acostar a las dos. El domingo volví a amanecer a las 10 (es un don natural), desayuné con mi madre (un brunch, al que mi madre llama "desayuno contundente", que me ahorró cocinar), di un paseito, vi un rato la tele, empecé otra novela (porque el siglo postmoderno es muy indigesto) "La conjura contra América" y me vi otras dos pelis ("Secretary" y "Los amantes del círculo polar"). Luego, un rato antes de acostarme, hice unas pocas llamadas telefónicas para informar de que sigo vivo.

Contando mi fin de semana me encontré una situación curiosa: alguien me contó con cierto fastidio lo trajinado del suyo (incluyendo la visita a un polígono a buscar cocaína, colas en garitos, dos pedos terribles, sendos serios sablazos, sendos resacones de garrafón, reparto de participantes a sus casas ya de día...) y me preguntó, con estupor, si no me parecía terrible haberme aburrido tanto el fin de semana. Madre mía.

Pues no. Pero debe ser que estoy mayor. Porque no puedo entender que después de haberme descrito esa mezcla de "Menos que cero", "Trainspoting" y "Jo, que noche", y no con voz divertida sino triturada, te creas que yo lo he pasado peor que tu.

¿Es que pasar un buen fin de semana tiene que querer decir "marcha a tope"? ¿Crees que sería más feliz si mis fines de semana fueran más como los tuyos? Y yo que estaba encantado de haber tenido un fin de semana "para mí" y resulta que mi tranquilidad produce lástima.

Le dije que a mí "el rollo de siempre", las multitudes, las necesidades ajenas de expansión tras una dura semana de trabajo, el desmadre, el descontrol y las multi-multitudes me tocan los cojones. Para mí eso no es pasarlo bien. Ni para ti, cuando te pares diez minutos a pensarlo.

Conclusión, que aún no sabemos distinguir lo que nos gusta de lo que nos tiene que gustar, me parece a mí. Eso, o que el nihilismo nos consume, lo que llegue primero. Claro que cuando se lo dije me vino con la de "siempre has sido un raro, de verdad... pasan los años y sigues sin entender nada... hay que aprovechar antes de que te "cazen", que luego no te dejarán respirar". Esto, lógicamente, me causó aún más estupor. Pero, prudentemente (en ese sentido sí he debido madurar) no le dí mas vueltas.

Agradezco su preocupación por mi aburrimiento. Mucho y muy sinceramente. Aún así seguiré saliendo los miércoles y los jueves (que sólo hay músicos, treintañeros con curros cómodos y algún estudiante). Y trataré de tener todos los fines de semana "aburridos" que pueda. Y, si me "dejo cazar" aprenderé a vivir con la nueva vida que haya elegido.

Vamos, que me estoy haciendo viejo.

2/10/08

Haciendo el bobo.

Bajo la luz de la luna me dijiste adios.

Hola a todas:

A veces creo que soy un tipo muy sentimental. Otras veces creo que soy demasiado sensible. Casi todo el rato creo que me paso de dosis de pena en mi vida. Y muchas veces creo que, simplemente, soy un gilipollas por mirar tanto hacia atrás.

¡Qué dolor, qué dolor, qué pena!

Oye, que me voy, despídete de mí. Vamos a hablar de ello, a recordarnos, como si fuese la primera vez y no la última. O como si fuese a la vez la primera y la última.

O, lo que es peor, el duelo a priori y en solitario. Como se que esta es la última vez que x juntos (paseamos por Mallorca, dormimos juntos, comemos un helado, echamos un polvo, echamos dos polvos seguidos, echamos dos polvos, uno de ellos en la ducha y otro en mi cama) me paso todo el rato en que hacemos x (incluidos los dos polvos) añorando lo que casi casi seguro que no volverá ocurrir.

En la mismita linea (de idiota) del que le gusta acumular "recuerdos memorables" trato de que, en algún sentido, sean extraordinarias estas ultimas ocasiones. Extraordinarias y llamativas casi por lo que sea. Preferentemente porque se carguen de emotividad, aunque a veces me vale con que sean originales. Y muchas de estas veces mis deseos de hacerlas memorables las hacen simplemente ridículas.

Un poco como los turistas japoneses (y muchos españoles), que más de disfrutar del sitio en el que están disfrutan de las fotos que hacen que les permitirán recordar (o presumir) de donde han estado.

En mi viaje que hoy concluye me he despedido, los seis días, de una isla, tratando de hacer todo lo que alguna vez hice aquí. También me despido de un amigo, cuyo destino tengo la sensación de que va a estar terriblemente lejos de mí. O, incluso, me despido de su soltería. O de un modo de vida, el mio, que se acerca a su fecha de caducidad. Todas estas cosas, claro, sin decírselo a nadie... sufriendo y siendo consumido tontamente por mis tontos recuerdos y mis tontas penas.

¿Cual es el límite que tiene que ponerle uno a la emotividad de los adioses? Lo mío no es funcional, pero al menos no te quedas con la sensación de no haberte dado cuenta. La despedida "a la francesa" quizá sea mejor: rápido, inconsciente e indoloro -o casi-. Y no me refiero a despedirse sin avisar al otro. Me refiero a despedirse sin avisarse a uno mismo.

Sin embargo el adiós no explicito evita una de las cosas buenas de verdad que tienen las despedidas: la posibilidad de dejar las cosas "cerradas". "Oye, que ya que es nuestra última vez, que sepas que x (no la sabes chupar, no soportamos a tu novia, te voy a echar mucho de menos, estoy enamorado de ti)". Las cosas que no se cierran quedan ahí, coleando para siempre, a veces simplemente se arrinconan y se cubren de polvo y se enrancian. Pero a veces se pudren, hieden y traen infecciones diversas. Así que antes de cerrar la casa, recomendamos tirar la basura, barrer y ventilar.

Y, pese a las ventajas que le veo, dudo. Porque explicitarse a uno mismo el adiós gasta mucha energía emocional. Quizá bajar la intensidad de la emoción ayudaría.

Total, que por mi perra de despedirme me acabé bañando en la playa en pelotas a oscuras y solo... El mar de noche y sin luna, sobre todo el mar empedrado, da miedo o duele. Y, a finales de setiembre, también da frío, escozor en las ingles y cara de imbécil cuando sales.

Hice el tonto, sí. Pero yo tenía que decirle a la isla que me iba. Aunque creo que a ella le daba lo mismo.