28/6/08

¿Amiga mía?

El mismo teatro en el que tantas veces actuó.

Hola a todas:

Dicen que es consuelo cuando se está jodido, darse cuenta de que hay otros tan jodidos como tu.

Cuando ves que, tú y los que están tan jodidos como tú, tropezáis siempre en la misma piedra, empiezas a creer que ahí puedes encontrar una verdad universal sobre la estupidez humana: así nace una opinión/teoría.

Y cuando te crees que eres científico, alguien también se lo cree y te da el crédito (y el dinero) para hacer experimentos, decides analizarlo de verdad. Para que pase de ser una "verdad de bar" a una "verdad científica". Calculando hasta donde se puede confirmar la hipótesis, por donde flaquea, donde están sus límites estadísticamente establecidos….

Y entonces conoces por qué pasa lo que pasa, a quien le suele pasar y que cosas hacen los que no lo sufren para que no les pase.
Lo que no quita, se lo juro, para que uno vuelva a caer en lo mismo.

¿De qué estoy hablando?

Yo, como observador y sujeto observado a la vez (puro y acientífico psicoanálisis) me encontré un millón de veces, o dos, en la desesperante situación de haber estado "cortejando" (desde mi punto de vista) durante meses a una mujer. Una mujer que, según su punto de vista, había conseguido un “más mejor amigo monísimo” en los mismos últimos seis meses (esto es, yo). Tras el primer millón de amigas empecé a darle muchas vueltas, a ver si entendía por qué. Para, si eso, no volver a cagarla otra vez.

Luego, de pronto, te das cuenta de que hay otros tan tontos como tu. Otros muchos, también enamorados de chicas que también se crían sus amigas. Y todo por sus intentos de arrimarse a ellas a cualquier precio, no dejando claras sus intenciones. Y claro, el día que daban el paso de decirle "te quiero" le dejaban anonadada y patidifusa, no entendiendo por qué le hacía eso su más mejor amigo. Por supuesto, eran rechazados... “no hay que enturbiar la amistad”, “me gustas pero no estoy enamorada”, “pero si estoy enamorada de tu amigo Rafa”, etc. Culminando, claro, con el "pero quiero que sigamos siendo amigos" (caer en esta segunda "trampa" ya es opcional, pero también nos la comemos casi todos).

Me pase años "educando". Diciéndoles a ellas que sus amigos se las querían follar (no se lo creían, hasta que les preguntaban... y salvo algún patético mentiroso que quería ganar puntos, casi todos los “amigos" lo reconocían como cierto). Diciéndoles a ellas que las amigas de sus maridos eran, en realidad, pasados perdidos intentos de echarse novia (incredulidad, hasta que preguntaban a sus maridos, que ya no tenían verdades que esconder). Diciéndoles a ellos qué no hay que hacer para caer en la amistad, cuando no es lo que buscas (no ejercer ni de oídos ni de hombro; no relacionarte con ella en un contexto demasiado amistoso, p. ej. pintando tazas; no empezar tomando café; no aguantar charlas sobre otros tíos; no ocultar completamente nuestro interés en ella como mujer, deslizando alguna insinuación... una cada hora; no ser demasiado “rápido” desnudando nuestra alma).

Y, pese a todo, esos mismos años seguí tropezando, una vez. Y otra vez más.

Y, luego, juntándome con otros como yo, o incluso que habían indagado en esto más que yo, hacer un estudio “serio". Para tratar de ver de verdad a quién y a quién no le ocurre, y qué caracteriza a los actores de estas situaciones. Ahora lo que tengo es (casi) un artículo sobre este tema.

¿Qué hemos entendido? Pues:
- que acabar siendo catalogado como amigo sin querer es una cosa de chicos.
- que parte de culpa la tiene la herencia cultural que nos dejó el catolicismo. Porque muchos de nosotros creíamos que acercarnos a una chica con las cartas sobre la mesa era causa inmediata de rechazo. Quizá porque lo era.
- que es “sólo” una cuestión de comunicación entre hombres y mujeres.
- que los más jóvenes lo van entendiendo y ya no es tabú acercarse a una mujer sólo para ligársela. O, desde la otra orilla, ya no es motivo de vergüenza o deshonra que un hombre se te acerque sólo para intentar seducirte, ni es una humillación a tu condición humana. Que te vean como mujer ya no quiere decir que te vean SÓLO como mujer.

Y entonces cuando todo encaja, cuando todo parece adecuarse a unas reglas, tener un sentido, te encuentras entre las manos "casos particulares" que no se ajustan, ni cumplen con lo previsto.

Les juro que durante todos estos años busqué mujeres que hubieran mordido el mismo anzuelo, el mismo señuelo tropical. Que hubieran largamente acompañado a un chico, escuchado sus largas monsergas sobre su vida, su padre, sus problemas o incluso sus novias. Que hubieran estado ahí, generando lentamente intimidad, complicidad. Y que un día, cuando se sentían seguras de que se habían "generado amor", encontrarse con que lo generado era amistad y no enamoramiento. Ahora dirán, todas ustedes a coro: falso… Si que hay chicas que han sufrido eso. Pero analícenlo detenidamente. Es cierto que hay chicas que "persiguen" a un chico... pero, o bien ellas nunca se atreven a sacarlo a la luz o, el chaval, ante el inusitado interés que ellas tienen en él entienden “de que va la cosa”. Y, una vez entendido, algunos desaparecen prudentemente y otros se lanzan a ello. Con más o menos interés en el amor, y bastante interés en el sexo. Porque, como es bien sabido (sabiduría de bar y de la publicada en revistas científicas) nosotros casi nunca dejamos escapar una oportunidad.

Como les decía, busqué y busqué, en fiestas y reuniones, preguntando a amigas, a amigas de amigas y a completas desconocidas. A compañeras de trabajo y a ex-alumnas. Y a ninguna encontré que hubiese sido la "amiga que quería ser novia" en este juego. A cambio si me encontré que todas ellas, o casi, habían tenido amigos que en un momento dado habían intentado "algo". Y oí aquello de “cómo los hombres piensan con la polla han tenido que estropearlo todo”. Traté de explicarles que seguramente su intención siempre fue "ligarselas". Vamos, que no es que la polla empezase a confundirles cuando ya eran grandes amigos, es que siempre estuvo al mando. Incredulidad, claro.
Por cierto, antes de que se rasguen las vestiduras o empiecen a desconfiar y sentirse incomodas con sus amigos varones, sepan que fuese lo que fuese lo que les motivó a arrimarse, el caso es que ahora sí son sus amigos. Y punto (no le den vueltas; es más, no pregunten si no quieren sentirse incómodas... como ya dije una vez, hay que procurar no preguntar lo que no se quiere saber).

En fin, que tras años de indagar dí el asunto por zanjado. Las encuestas en las que se basa la publicación, nuestro trabajo científico, no hizo sino darme la razón.

Y un día llegó, como un mes antes de cerrar el artículo, esa mujer a la que le ha pasado lo mismo. Que ha pasado días y noches tras un muchacho, ha aguantado a su lado muchas tardes de café y noches de luna, ha notado que nacía su interés, su simpatía, quizá su amor.... y al final, un día tras el cine, ha osado enfrentarse al sí o al no. Y ha descubierto que las cosas no eran lo que ella creía.

Les juro que me ha alegrado encontrar una excepción. Aunque de al traste con los principios que sostenemos nuestro artículo.

Ahora toca entender por qué.

¿No les parece super distraído?

En cuanto a mí, les diré que sigo picando. Quizá es masoquismo. O que no se que una mujer me gusta hasta que es demasiado tarde. Eso sí, ahora lo vivo más deportivamente, sabiendo que perder es parte del juego. Me planto ahí, y mientras con la derecha subo el telón, recito mis líneas, y espero su réplica. Tantas veces oída, tan conocida, que ya me parece la extensión lógica de mi dialogo.

1 comentario:

eulez dijo...

Ay que ver lo que cuesta aprender lo que dices aquí. Y sí, una vez que se aprende hay que transmitirlo por el bien de la humanidad y del resto de pringaos.