29/2/08

El ser, es. Y el no-ser, no es.

Así están las cosas, unas moradas y otras rosas.

Hola a todas:

Yo pensaba que esa frase era, solamente, el comienzo de una joyita de libro, muy recomendado para siestas a deshoras: "el ser y la nada". Pero me ha dicho el más griego de mis amigos que la frase es de Parménides, si no literal, en su esencia. La frase constata, básicamente, una soplapollez. Aunque se le pueden exprimir muchísimos pensamientos (desde "el ser es uno, inmutable y etc" a "el pasado no existe y etc" o "ese es el dilema y etc"). ¿Qué afirma, si la dejamos desprovista de la historia de la filosofía?. Pues que lo que existe es lo que existe (y, más interesante, que lo que no existe, lo imperceptible en ningún sentido, no existe).

Yo, por ejemplo, existo (con o sin solipsismo, escribo luego pienso, y por tanto existo...). Y aqui acaba la parte de filosofías (prometido).

¿Cómo de bien se nos da a los seres humanos decidir qué existe y que no?

Con los sustantivos es fácil: este tenedor, existe; El BBVA, existe; Mi vida sexual (fuera del solipsismo), no existe; Mi dolor de garganta, existe; Mi flamante descapotable negro, no, no existe... y así, días podíamos estar. La cosa se complica si hablamos de "cosas" que no tienen "cuerpo", algo directamente perceptible: el EURIBOR, la política de integración o el amor... Percibimos sus señales, pero estas señales se les pueden atribuir, a veces, a estos conceptos abstractos o a otros. Aún así podemos decir que existen, pero dan problemillas, porque podemos encontrar diversos individuos que no estén de acuerdo (por ejemplo, respecto a si aquello era o no era amor, pregúntenle a alguno de sus ex-novios).

El mismo problema dan los adjetivos: el descapotable es negro... pues según, igual es gris marengo. Y más complicado si hablamos de cuestiones difícilmente medibles (porque, a fin de cuentas, podemos medir, o acordar como medir, la negrura, lo caliente o lo doloroso... pero no lo flamante que es mi descapotable, excepto con encuestas de opinión).

Me estoy yendo por los cerros de Úbeda, lo sé. Y yo lo que quería era discutir la siguiente afirmación: ERES UN MACHISTA.

No digo yo que no sea verdad. Ni mentira. Porque, salvo que a alguien se le ocurra como medir tal cosa, nos tenemos que conformar con lo que me digan las encuestas de opinión. Preguntas, escuchas, te defiendes y, al final, te queda claro, si no lo que eres, lo que tus encuestados creen que eres.

Sin embargo, antes de que hable mi abogado, me gustaría darle vueltas a dos cosas.

Primera, la verdad como opinión. Uno puede decir: El chikichiki es un fraude, y bajo esto se lee: opino que es un fraude. Y se puede decir justo lo contrario y no ser necesariamente falso (en realidad es que opinas que no es un fraude).
Sin embargo no todas las afirmaciones son opinables, o no en el mismo sentido. Por ejemplo, el cuadrado de la hipotenusa es la suma de los cuadrados de los catetos de un triangulo rectángulo va a ser así, lo crea todo ser humano o ninguno (si hubiera otra mente que comprenda qué es un triangulo y pueda medirlo con sus patitas y meter los números en una calculadora podría contrastarlo). La negación de sentencias como esta lo que en realidad quiere decir es "opino que no has hecho correctamente la demostración matemática".
Con otras verdades "medibles" pero más "frágiles" que las que genera la matemática ocurre algo parecido: la inflación interanual no es del 4,5% quiere decir "opino que el cálculo que han hecho de la inflación no es correcto". O negar "a los hombres les interesa, sobre todo, la juventud de sus parejas sexuales" quiere decir que no se cree en los métodos realizados para hacer la encuesta, los cálculos estadísticos o en la estadística (como ciencia) en sí.

No vengo a defender que haya verdades innegables, todas se deben poder negar (algo es ciencia sólo cuando las hipótesis que afirma son falsables). Pero es importante entender en qué dimensión nos estamos moviendo. Uno puede intentar refutar, digamos, que la velocidad de la luz es (aproximadamente) 300.000 km/s... pero no mediante una encuesta puerta a puerta. Ni, muchos menos, diciendo "yo no opino lo mismo". Puedes opinar lo que quieras, pero es que no hablamos de opiniones, sino de medidas.

Volvamos a lo que discutía. A la afirmación "en la especie humana el emparejamiento monógamo dura, como media, 3,6 años" uno puede negarse con argumentos como "he leído el estudio y me parece que está sesgado" o "pues yo he leído/realizado un estudio parecido que contradice esos resultados" o, incluso, "mi experiencia en la vida no me dice esto" o "me estas mintiendo y te estás inventando el dato". Pero enrocarse en un "YO NO OPINO ASÍ" no cuestiona en ningún sentido lógico esta afirmación, porque esto tampoco es cuestión de opiniones, es cuestión de medidas.

Segundo (sí, aún queda otra parrafada, lo menos), la diferencia que hay entre lo que uno conoce o afirma y lo que opina. Si digo "las mujeres de mas de 35 años apenas tienen oportunidades de encontrar pareja" no quiero decir "las cuarentonas no me ponen" ni "no me extraña que no ligues, porque se te ha pasado el arroz".
Sí no lo ven claro, piénsenlo hablando de leones: "cuando un nuevo macho pasa a dominar al harén elimina sistemáticamente a todos los descendientes de su predecesor" Cuando alguien dice esto no sostiene, a la vez, "que sufran esas pequeñas bestezuelas la inoperancia de su progenitor" ni "ayudemos al nuevo y flamante vencedor y abatamos a tiros a esas malditas criaturas". Y, mucho menos, "y que sea así por siempre". Se que es difícil, pero creo que hay que saber distinguir “lo que ocurre” de “lo que me parece razonable que ocurra” (y, a la vez, hay que saber distinguir “lo que me parece justo” de “lo que a mí me conviene”… pero esto es otra historia).

Otra cuestión es que haya que sacarme los ojos de las cuencas por traer la noticia. Confundir el continente con el contenido, el mensajero y el mensaje, el barril y la cerveza, la poesía y el amor, el premio y la calidad...

Evidentemente tengo una opinión. La tengo y bien clarita. Pero el conocer datos de esta índole no implica que esté de acuerdo (o en desacuerdo) con las implicaciones que éstos puedan tener. Desde luego lo que conozco afecta a lo que creo, y viceversa. Pero eso no hace ni que lo que afirmo no sea cierto ni que vaya a cerrar los ojos si mis opiniones se demuestran falsas.
Si quieren saber si lo que veo me gusta, pregúntenmelo. Les diré, así, a modo de resumen, que preferiría que todo lo dictase más la lógica y el compromiso con lo que uno afirma que las veleidades hormonales. Ahí queda.

Que "los hombres casados no tienen menos relaciones con dos mujeres simultáneamente que los solteros" y "las principales características que interesan a los hombres son la juventud y la feminidad de sus potenciales parejas" jode, lo sé. Pero también es verdad que "lo que más realza el atractivo de los hombres es su situación socioeconómica" y que "uno de cada cinco nacidos no es hijo de quien cree ser su padre". Afirmo (afirman) las cuatro cosas, y afirmarlas no me hace feminista (ni machista)

¿Me gustan estas afirmaciones? Pues no. Pero habrá que saber, independientemente de que nos guste o no. Sólo los monstruos del armario desaparecen cuando cerramos los ojos. Al resto les gusta estar, aunque no miremos, y sonar al caer, aunque no escuchemos.

Como decía al principio... así están las cosas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué vida más triste...(sigo en mis trece).

Un poquito de respeto y punto pelota...

Como verás me pongo meticulosa en tu terreno y abandono las 'Kas' por unas líneas.