17/2/08

Triangulando.

Ella tiene todo por lo que dos hombres pueden pelear (menos un Cadillac).

Hola a todas:

¿No es maravilloso el triángulo? No me refiero al ridículo instrumento musical ni a lo que hacen, alguna vez, los multimillonarios futbolistas. Hablo del triángulo amoroso.

El triangulo, en amores, es como el trío, pero con tres ángulos. Y los ángulos, que maravilla, suman 180º. La suma es siempre, al final, un espalda contra espalda. Un tu contra mí, diez pasos, disparar.

Yo, como todos, he sobrellevado triángulos. Pero casi siempre del tipo "somos dos amigotes de toda la vida, aparece la Srta. A, que maja..." Y allí, debatiendo durante horas, yo enamorado, él respaldándome... "Yo creo que esta por ti", "Pues a mí me huele a muerto, pero es que me gusta mucho" "Pues a mí ni por dinero" y al final, trenecito: yo por ella, a ella le gustaba él (el otro él) y él, como locomotora, no estaba interesado más que en seguir hacia delante, en abrir horizonte.

Otro juego muy común, del que venía a hablar, es el de éramos dos, pero ahora somos tres y aquí es o pa ti o pa mi (o pa ninguno, al río). Es ese en que, habiendo inicialmente un segmento (dos amigos/as) aparece un vértice "dispar" y ambos extremos del segmento construyen relaciones con el nuevo punto. Hete aquí el triangulo (tres segmentos unidos por sus extremos). Pero si en una relación entre dos no hay equilibrio, como pensarlo entre tres. Sobre todo si una, o ambas, de estas relaciones "nuevas" tienen tintes románticos.

Es muy divertido de jugar, porque todos los que participan se "quieren", todos están interesados los unos en los otros y, llegado el caso, habrá que elegir. Y eso jode.

Resultados posibles del encuentro (liga masculina):
a) me la ligo yo: que mal rollo con mi amigo (como sufre, como disfruto... voy a solidarizarme y sufro un poquito por él, mientras ésta se va desnudando)
b) se la liga él: quiero matar a mi amigo (pero como "de toda la vida" me muerdo hasta hacerme sangre, le felicito y me acomodo al rol del que perdió)
c) no se la liga ninguno (esto puede ir desde el "nos pusimos tantas trampas que no queremos acordarnos ni de nuestros nombres" al "y lo celebramos juntos de pedo, para mayor gloria de los bares de dardos y la música heavy")
d) Nos la ligamos los dos. Esto abre grandes expectativas de drama. Lo más beneficioso es que sea sucesivamente, y aún así el mal rollo esta casi asegurado... pero mucho mejor que si nos la ligamos simultáneamente (salvo simpático trío, tu detrás, yo delante... y a coordinar).

Parece claro que casi ninguno de los resultados factibles, excepto si las cosas siguen el curso de los de la canción (brindaremos porque ayer nos separó ella), es muy sano para la sana amistad. Así que, ¿cómo se juega a esto cuando un amigo te viene con la de "Me he enamorado" y tu respondes "De la misma que yo"?
En el debate aparecieron dos soluciones. Unos me dicen que con fair-play... al primero que lo consiga, en una competición limpia, sin puñados de arena a los ojos ni dagas en la bota...

Pero yo no creo en el fair play. No puede haberlo. Porque es verdad que en el amor y en la guerra vale todo. Porque cuando nos jugamos nuestra reproducción (o nuestra supervivencia) toma las riendas lo más instintivo. Y a ese hay que mirarlo con respeto, que lleva ahí, dentro de cada uno, desde hace millones de años. Y no se va a parar a pensar en alguien a quien conoces hace ¿cuánto?, dos meses, quince años... que es eso comparado con los eones que han forjado a esa bestia...

Así que antes de hacer algo que envenene a mi amigo (más o menos literalmente), está la segunda opción, defendida por los más del hemiciclo: el pacto entre caballeros, la retirada digna del que se considera más probable perdedor. Se miran los samuráis a cada lado del puente y se cede el paso al más poderoso.

¿Cómo se evalúa eso? ¿Buscamos un auditor externo? ¿Medimos nuestras fuerzas siendo groseros frente a la dama (y comprobando si se ríe y cuánto)? Pues nada de eso deja las cosas claras nunca (no hay más sordo...), así que volvemos a lo de antes, al fair-play (qué para eso somos amigos).

La cosa se me escapa mucho más cuando hablamos de mujeres. ¿Si ud. y su amiga se enamoran del mismo tipo, qué parece que les hace bastante caso a las dos (no es de extrañar esta dualidad masculina), cómo se procede? Yo me inclino por la guerra a hurtadillas... pero quién soy yo para pretender entender la mente femenina... Así que, sin pudor, opinen. Por favor.

Y, mientras salimos de dudas, ahí les dejamos a los dos, mirándose a cada lado del puente. Toda esa agua y ellos en sequía. Y con el calor que da la puta armadura.

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