14/12/08

Autocompensándome.

Palabras sólo como pasatiempos.

Hola a todas:

¿Saben en lo que consiste hacer una promesa?

¿Seguras?

Por si alguna no cae, consiste en decir que vas a hacer algo, y luego hacerlo. En plan "te prometo que fregaré los platos toda la semana...". A veces van con premio explícito ("...si me la chupas") o a veces implícito ("... y así no te enfadas cuando te diga que me he cargado el Polo"). Uno puede hacer una promesa a su novia ("te querré siempre"), a su padre ("me cortaré las melenas cuando deje de estudiar") o, a veces, a seres superiores pidiendo prebendas.

Yo soy muy de cumplir lo prometido (y ahora tengo el pelo corto y las quiero muchísimo a las dos). Pero ese no es el tipo de promesas del que quiero hablar (aunque tiene relación). Hoy voy a por las promesas a la virgen de la Armatosa (o similar).

Porque también soy muy de pedir favores a seres superiores... y, a cambio, les ofrezco sufrimientos futuros, monotonías futuras o atenciones futuras.

Sí, es raro. Sobre todo teniendo en cuenta que me considero más ateo que agnóstico, más biologicista que espiritualista y más sensato que imbécil. Y, aún así, le prometo cosas a alguien a quien no doy nombre, ni pongo cara... pero que puede hacer que las cosas ocurran, más allá de mí mismo.

Será un recoveco que dejó en mí 17 años de educación en el catolicismo (aunque mi "dios" no es un tipo benevolente y perdonador, sino más bien frío, cruel y justiciero, como el mataniños del antiguo testamento, los dioses vikingos o los terremotos). O quizá sea un atisbillo de la locura repetitiva por controlar lo incontrolable que putea, en forma de obsesiones, a parte de mi familia. O simplemente un recodo del castellano viejo que vive en mí, pragmático y materialista, que me posee y te responde un "por si lo hubiere".

De todas las opciones que barajo como causa (todas válidas y posiblemente todas indudablemente ciertas) yo me quedo con la compensación. Les cuento mi idea, por si gustan: imaginen que pido un premio Nobel... Ay, por favor, haz que me concedan el premio Nobel.... que me vendría estupendamente para conseguir una plaza fija en la universidad... Si me lo conceden:
- me iré andando hasta Navalmoral de la Mata, ida y vuelta, de espaldas y cargando 10 kilos de patatas, para demostrarte mi abnegación a ti, mi capacidad para sufrir en tu nombre y... y lo gilipuertas que soy.
- dejaré el coche en casa los próximos seis meses y así contribuyo algo a arreglar tu planeta, que está hecho un asquito
- dejaré de intentar ligarme a las mujeres casadas o emparejadas los próximos... seis meses, dando así satisfacción y bienestar relativo a un montón de potenciales cornudos

Ahora llega el día de la concesión de los Nobel. Si me lo dan.... Ole, ole, ole, mis huevos y los de mi dios, tengo el Nobel (alegrón y plaza fija, aunque ahora me queden varios meses de hacer el panoli... pero contento porque tengo el Nobel)
No me lo dan... Vaya putadón, que no me han dado el Nobel... Eso sí, me estoy ahorrando cargar con las patatas, que además ahora las podría llevar en coche, si me da la gana, y acompañado de mi compañera de trabajo esa que me habla todo el rato de lo poco que la quiere su novio... No tengo el Nobel, pero la de cosas que me he ahorrado.

Vamos, es lo que se llama diversificar las inversiones/alegrías. Es tratar de encontrar algo positivo en la frustración de un deseo. Aunque, a la vez, es cargar un poco de sufrimiento los triunfos, si llegan. Pero, personalmente, prefiero las tibiezas, la alegría tibia y la tristeza aliviada, que las montañas rusas (cuestión de gustos).

Acabo de notar que, últimamente, me esfuerzo mucho en sacar oro del lodo... ¿será el miedo a la plaga de matrimonios? ¿A la crisis? ¿Al día del juicio? ¿A seguir soltero 5 años más?

¿Se contradicen la cuarta y la primera pregunta? Rotundamente no.

No hay comentarios: