4/4/08

La libertad os hará.... ¿libres?

Nada que me ate, para siempre en libertad.

Hola a todas:

Afirmación valiente y gratuita: Soy la persona más dueña de su tiempo que conozco.

No más que un jubileta de los que decoran las obras, o que un multimillonario que viva de las rentas (pero no de los que dirigen corporaciones o tienen que ir a la presentación primavera-verano de Galiano). Pero mucho.

No doy cuentas a nadie de mi trabajo, más que ante mi propio cv, y se queja poco (de momento). Ni tengo una hipoteca a la que rendir mensual tributo, ni una boca que alimentar, ni que ver los sábados a las amigas de mi novia.
No siento obligaciones, porque he perdido el respeto a las mías (a las mías y a las de todos: al trabajo, al dinero, a la decencia….)
De cada dia casi todo mi tiempo es mío, que es lo que siempre he buscado, lo que siempre he querido. Pa no morirme pensando “qué de tiempo he malgastado” sino “qué de tiempo me dio la gana malgastar”.
El merito no es solo mío, no crean. Mis exnovias también han hecho bastante por la causa.


Tan libre…


Y saben lo que hago con mi tiempo: pues ordinarieces como ver la tele (Studio 60 es una gran serie), leer novelas rollo "intelectual" y reprocharme a mi mismo esta inercia. E intentar echar un polvo (otro). Todo sea dicho.

Vamos, que no soy más feliz que ustedes. Ni menos.

Lo que me trae a la cabeza una conversación muy poco grata que disputé hará un año, que versaba sobre temas completamente ajenos a este post, pero en el que dimos muchas vueltas a lo siguiente: a los occidentales nos parece que no hay felicidad sin libertad.

Yo estaba en el bando del sí. En el “se puede ser feliz no siendo libre”. En el “las decisiones tomadas con completa libertad no nos hacen, necesariamente, más felices que las que nos vienen dadas”. Aunque casi todo nos creemos que elegir es imprescindible, que no se puede ser feliz cuando no hay libertad (esto es, la libertad como condición necesaria, aunque no suficiente, para ser feliz).

Mucho menos me creo, porque es menos creíble, que la libertad HACE feliz. Casi me atrevo a decir que más bien al contrario: los experimentos que la psicología experimental ha hecho sobre el tema nos muestran que cuando a alguien se le da la opción de elegir libremente cada día, sin que tenga mayores consecuencias, no puede dejar de pensar en ella, no da la situación por concluida... y eso le hace infeliz (genera estrés, tensión, y ocupa mucho hueco en la cabeza). Y eso que la decisión que toman es una chorrada, como el cambiar el marco de una foto o el color de un coche. Imaginen libertad total para cosas más graves, como cuantas horas trabajar al día, decidiéndolo cada día, o si vivir en Santander o en Oviedo, decidiéndolo cada semana.

Y es que ser libre es como las canciones del verano: una alegra, diez provocan el vaciado del local. Elegir en completa libertad, sin tener que pensar en las consecuencias, da dolor de cabeza.

No necesito la psicología experimental para que me diga eso. Ya lo vivo yo tarde a tarde, viendo a Chandler no haciendo de Chandler. Ahogado en dudas y, a la vez, contento de estarme ahogando.

Así que no se engañen, tener más libertad no les haría más felices… necesariamente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

" Mis exnovias también han hecho bastante por la causa. "

Y me pregunto... ¿cuál ha sido su papel???? ¿¿¿???