2/1/08

Esclavo de las palabras.

Ni sí, ni no, sino todo lo contrario.

Hola a todas:

En los últimos tiempo soy un hombre afortunado y me relaciono con gente unos pocos años (siete) más joven que yo. De otra generación. De los que no saben quién era el naranjito ni que Marta Sanchez cantaba en un grupo antes de lo que sea que haga ahora.

Eso tiene ventajas, evidentes para alguien que no quiere vivir como un treintañero, ni siquiera como un treintañero crápula. Voy con gente "pequeña" a hacer lo que le gusta a la gente "pequeña", que es lo mismo que me gustaba a mi hacer cuando tenía su edad. La pega es que soy el más viejo del bar, siempre (o los demás lo disimulan mejor).
Pero también tiene sus inconvenientes. Por ejemplo el tema que me ocupa hoy, una diferencia generacional que me perturba. Me perturba, sobre todo porque no se si es generacional o, simplemente, personal. Y es que puede que el idioma que yo empleo en mi entorno haya quedado obsoleto, extinguido con los 90. Expongo los casos.

- Sábado por la tarde. "Oye, este jueves me gustaría ir al bar ese de pop español que me airea tanto", "Claro, a mi también me apetece", "Claro", "Claro". Tres nítidos y claros sies. "¿Le pregunto a estos?", "Vale". Jueves a las 22:45, acompañado de N y M, ambos varones. Y suena la música de Robin Hood en mi móvil: "Oye, que estamos muy
cansadas y hace frío, que otro día". Quizá no entendieran que si estábamos allí era porque ellas habían dicho que también iban a estar allí. Que N y M prefieren tomarse las copas más cerca de casa y con menos ruido.

- Episodio dos. "¿Vamos al cine este domingo?", "A lo mejor", "Quiero ver "Promesas del Este", y no creo que le queden muchas semanas", "A mi esa me parece bien", "Vale, te llamo por la mañana y así veo cuando salgo de casa de mi madre". Domingo, antes de comer: "¿Quedamos?", "Vale", "¿A la sesión de las siete?", "Vale" (poca locuacidad, sí). A las seis y mucho, después de aparcado el coche en el centro en plenas pre-navidades, con la tripa bien llenita y habiendo dejado un café a medias, llama Robin Hood. Total, que no he visto "Promesas del Este".

- "¿Tienes plan en Nochevieja?", "Pues haré como todos últimamente, quedarme en casa de mi madre, que desde que murió mi padre lo pasa mal en estas fechas", "¿Te apetece hacer algo tranqui después?", "Hombre, pues normalmente jugamos unas partidas con mis hermanos, pero no me importaría quedar en mi casa a última hora a echar otras partiditas, si a ti te va bien", "Por mí perfecto" "Entonces a las cuatro te espero allí". A las cuatro, tras la cena de Nochevieja, las uvas, la cuñada, una primera partida y una segunda interrumpida porque se me hacia tarde, allí estaba yo, en mi casa. Esta vez no fue Robin Hood, sino Chimo Bayo. Pero el caso es que, tras dos copas "por sorpresa" con dos amigos, mi teórico invitado no podía conducir, no podía.... Y allí me quede yo, esperando que la calefacción calentase mi salón y viendo Scareface.

Y de estás, tantas que ni me acuerdo.

Y yo creyendo que cosas como "Sí", "No", "A lo mejor podemos quedar", "No creo" y "Si me viene bien" significaban lo mismo en el castellano de los de veinte que de los de treinta. Aunque se escriba "A lo mjor pdems kdar". Pero parece que las palabras son las mismas pero no quieren decir lo mismo.

¿Por qué?. Pues creo que porque ellos nunca han esperado cuarentaicinco minutos en una estación de metro, sabiendo o no sabiendo donde estaba tu cita, si se habría olvidado, si es que repentinamente te odiaba a muerte o si le habría arrollado un tren. Porque nunca han quedado en el descampado para "jugar al fútbol" y verse arrastrados a un (aburrido) dos contra dos por la incomprensible (y ¿preocupante?) incomparecencia del otro equipo. Porque no han comprado entradas para el cine y se las han tenido que dejar a la taquillera temiendo ir a perder quinientas pelas.
Creo que esas cosas hacían que uno aprendiese a hacer lo que decía que iba a hacer, sabiendo que no comportarse así podía implicar largas y tediosas esperas en tus amigos y densos cabreos. Aprendías que a nadie le gusta invertir tiempo y esfuerzo en algo que finalmente no cuaja en ninguna clase de diversión.

Vamos, que no saben que algunas personas, cuando quedan en que van a hacer algo, puede que modifiquen sus actos para encajar estos planes. Sobre todo las personas que no están acostumbradas a poder localizar inmediatamente a quien deseen. No conciben que el no cumplir tu palabra signifique fastidio para nadie. Total, le avisas por el móvil y ya esta...

Y ahí reside la diferencia. No hay "plantón" en el momento en que uno puede avisar inmediatamente de su imposibilidad (o incluso inapetencia) de hacer algo. Nunca nadie se queda sólo, esperando, preocupado y cabreado a la vez... Como eso ya no pasa, ya no es tan importante hacer planes en firme, no hay que dejar de hacer cosas en tu vida como sacrificio a esos planes que has hecho. Y no comprenden que hubo un tiempo en que no había otra manera de quedar.

Que no digo yo que sea mala idea aprovechar la inmediatez en la comunicación: se propone hacer algo y si en el último momento a los dos nos va bien, lo hacemos. Sin cambiar el resto de planes, sin pensar en modificar el curso de nuestros días. Simplemente sugerir y, si luego encaja para ambos, pues perfecto.... Insisto, no es mala idea. Lo malo es cuando un jugador esta en una concepción de las cosas (quedar significa esforzarme en hacer eso que he dicho que pensábamos hacer) y el otro en la otra (quedar significa que ahora nos parece que en el futuro nos va a apetecer hacer algo y, si cuando llega ese futuro sigue siendo así, lo hacemos).

¿Y a qué he llegado? Pues, simplemente, a aprender las nuevas acepciones de palabras ya conocidas. A eso y a entender que para bailar música de los ochenta hay que fichar siempre a algún otro viejo, que además de llevar las canciones aprendidas de casa, garantiza compañía. Total, él va a querer venir solamente con sugerir que podrían acompañarnos veinteañeras....

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay algunos viejos que están deseando ir a apretarse copas incluso si no vienen veinteañeras.
Como decía la copla: ron con coca-coláááááá.
O como decía Torrente: niño, un güigquito

Anónimo dijo...

Hy, algunos ya nos hemos acostumbrado a mirar, reirnos de los demas , sin que tengan que venir veinteañeras, es un mitoo.

¿Que es eso , veinteañeras? existen ??

creo que todo lo que dices viene motivado por el uso maximo de movil y por una perdida de empatia hacia los demas generalizada sin importar como dices el que haya dejado de hacer la otra persona para ir alli.

yo tambien me uno al clan de los : pero si hemos quedado hace 40 minutos cabron !!!!!!!! llegas tarde.